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II. Enlace con las historias de vida

Las mujeres entrevistadas representan en sus historias de vida la particular visión de las mujeres con poder, de las mujeres en su rol de empresarias que representan un especial tipo de poder que deviene de su condición de propietarias. Las dieciseis son mujeres-empresarias de estrato medio-bajo, con empresas de acumulación simple o ampliada [En el Anexo No. 2 se registra la ficha completa de las empresas seleccionadas.].
Para la muestra no se incluyeron empresas de subsistencia por suponer que las dimensiones de análisis seleccionadas relacionadas con el poder y empoderamiento, tienen sentido para las mujeres que han superado el problema de la subsistencia. „Las mujeres participan según el estrato socioeconómico a que pertenecen. A mayor nivel de ingreso en el hogar, mayor es la participación en la actividad económica. La explicación fundamental es que las mujeres de bajos ingresos tienen mayores dificultades de compatibilizar su rol productivo y reproductivo„. [Molly Polack, Consultora Internacional del BID, Documento, „Reflexiones sobre los indicadores de Mercado de Trabajo para el Diseño de Políticas con perspectiva de Género„. Citada por: Marta Cerón y César Hernan Castro. Comportamiento del empleo y participación de la mujer: 1991–1997. República de Colombia, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Observatorio de Empleo. Santafé de Bogotá, 1998.]

Se ha señalado que una de las características de la sociedad colombiana ha sido el avance de las mujeres en la vida laboral, en la esfera del trabajo reservado a los hombres. Cada una de las historias de vida refleja particularidades de ese cambio en aspectos micro, en la esfera familiar de las mujeres. Enfrentarse a los retos que supone mantener una empresa, confiere a la mujer un acercarse a un poder que antes era solo masculina. Poder para fijar condiciones, para elegir entre varias alternativas la más conveniente.

El propósito no es de medición estadística sino de comprender desde su propia historia, como es visto y tratado el trabajo de la mujer como empresaria. Por ello se seleccionaron dimensiones de análisis como el habitat, las relaciones con su pareja e hijos, su sentimiento religioso o la proyección hacia el entorno en un ejercicio que permita proyectar el perfil de las empresarias de la microempresa en Colombia.

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Mujer y habitat

El entorno sociocultural es ese lugar cercano en el que se produce la simbiosis entre el yo y la sociedad y de ellos el más próximo es el hogar, la familia. En una ampliación de radio está el meso, relacionado con la vecindad y en el límite lo macro, lo relacionado con nosotros mismos y los extranjeros. [Juán José Plata C. Mujeres inmigrantes de provincia: el grácil bucle de la adaptación y la identidad. En: Nómadas, Santafé de Bogotá, Departamento de Investigaciones de la Universidad Central, abril de 1999 No. 10, P. 180.]

Una tercera parte de las mujeres que presentamos en estas historias de vida comparten la casa con el taller de trabajo. Para ellas, el ámbito próximo, el más familiar y cercano se convierte en un espacio híbrido en el que coinciden los miembros de la familia y los vinculados a la empresa, lo cual influye profundamente en la construcción de su identidad y en un obstáculo para el desarrollo de la empresa, aunque de otro lado, es precisamente esa simbiosis la que posibilita seguir ejerciendo sus labores domésticas.

Las condiciones del trabajo como los ciclos de producción, las relaciones con el personal, la disposición de equipos, el cambio de uso de las áreas sociales para por ejemplo, son parte de su entorno próximo y en algunas ocasiones esta

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cercanía se vuelve agobiante para la mujer, tal como lo narra Nidia C:

Trasladarme de casa me parece muy bueno, el hecho de trabajar y vivir en el mismo sitio no es bueno. Por ejemplo, no existe esa motivación de salir diariamente a la calle, integrarse a la ciudad. Actualmente, debido a que el taller está en mi casa, prácticamente me quedó todo el día en un mismo sitio. Me levanto, desayuno, atiendo a mi hija y paso del comedor al garaje, ese es mi trayecto diario. Al mediodía es lo mismo y en las noches igual. Entonces, a veces la rutina se vuelve agobiante. Pero también debo reconocer que esa circunstancia me ha permitido tener un sitio donde trabajar sin pagar arriendo.

O el caso de Irene, para quien la circunstancia de trabajar y vivir en el mismo sitio, supone un deterioro de la salud familar:

Mi plan, a corto plazo, es poder independizar el taller de la habitación. Tenerlo en otro lugar, abrir un local como punto de venta y seguir adelante. Para mí, eso sería muy importante porque, desafortunadamente, mi hijo menor es alérgico a las telas y ellas son la materia prima de mi trabajo. Yo trato de tener todo organizado y limpio, pero cuando él llega de estudiar, comienza a estornudar por el efecto que le causa la cercanía de las telas. Eso me preocupa bastante y por eso, estoy empeñada en sacar el taller de la casa.

Compartir el espacio de trabajo con la habitación es generalmente sinónimo de una baja capacidad de acumulación, o de producción por debajo de los costos. Para Blanca C. es claro que solo con esa subvaloración pudo sobrevivir en el medio y además seguir atendiendo la carga familiar:

En realidad para que un negocio pueda progresar es muy importante tener separada la vivienda. Eso es esencial, pero también debo reconocer que al comienzo, vivir y trabajar en el mismo sitio, me ahorró muchos costos que para mí hubieran sido insostenibles. Además, tenía todo a la mano: mis hijos y mi trabajo.

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Vinculación de trabajo del grupo familiar

La empresa familiar ha sido objeto de análisis particular, por cuanto está asociada a la inter-relación de dos organizaciones complejas: la familia y la empresa. En Colombia, el 76% de los negocios son de familia, tendencia que es similar a la de otras partes del mundo. Si bien no todas las empresas familiares son pequeñas – de hecho los grandes grupos económicos colombianos son familiares – las empresas de menor tamaño se caracterizan por ser familiares.

Sin embargo, esta forma de solidaridad no es necesariamente ventajosa, si ella atenta contra la racionalidad económica de la empresa. Para las mujeres entrevistadas es claro ese principio y la vinculación de los familiares supone lealtad de trabajo por parte de estos, que es resaltada como un compromiso, quedando claro que „una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa„. Generalmente para ellos existe un horario de trabajo y unas normas que nos los diferencia de los otros trabajadores. Tal es el caso de Nelly S., quien resalta en su historia como un logro la generación de puestos de trabajo familiares, pero también la tácita obligación de comprometerse con la empresa.

Poco a poco, a medida que ha crecido, el taller se ha convertido en una empresa familiar. A excepción de dos operarias, el resto de la gente que trabaja conmigo, son familiares. Aquí trabajan mis cuñadas, mis hermanas, sobrinas y mis hijas también me colaboran. Eso sí, cuando las vinculo a la nómina, les advierto que el parentesco familiar no sirve para nada, que hasta la puerta de la casa son familia y de la puerta del negocio hacia adentro, son extraños. Mis familiares son buenos trabajadores y así las cosas marchan bien.

Otro aspecto importante y que se enlaza con la teoría de la empresa familiar, es la sucesión. No en vano se señala que a pesar de la proliferación de empresas familiares, solo un 30% logran pasar a la siguiente generación y solo un 13% a la tercera [Familia vs Negocio. En: revista Dinero, Sanatfé de Bogotá, marzo 26 de 1999. P. 31.].
En las empresas analizadas las mujeres manifiestan un moderado interés por la continuidad de la empresa y las que abordan el tema de la sucesión, son aquellas que tienen un mayor grado de desarrollo. Tal es el caso de Nelsy R que ha logrado prever la continuidad, vendiendo el negocio:

Inclusive los tres hijos me han dicho que cuando tengan un capital y sean profesionales, me van a comprar el negocio. Yo les dije que bueno y eso me ilusiona mucho. Me gusta que a ellos esto les parezca tan valioso como a mí y a mi marido.

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La calificación profesional de los hijos para vincularlos a un puesto de trabajo en la empresa – generalmente directivo – pensando en la sucesión se ofrece financiando una carrera universitaria en áreas económicas o administrativas. En este aspecto, las mujeres son coherentes con los principios que aseguran el éxito de las empresas familiares a largo plazo, a través de la profesionalización „los integrantes de la familia no pueden ocupar en la empresa cargos para los cuales no están preparados„ [Familia vs. Negocios. Op. cit. P. 31.] Intuitivamente para Imelda C. la transición exitosa está asegurada:

A mí me encanta que mi hijo trabaje conmigo, es muy satisfactorio porque pienso que no existe nadie mejor que él, para llevar las riendas de este negocio. Yo soy muy buena para coser, para diseñar, para comprar telas, pero no me gusta hacerme cargo de las ventas y de las cuentas. Eso me aburre y además no soy hábil. En cambio mi hijo que está estudiando Administración de Empresas, sabe cómo hacer todas esas cosas. Además, él tiene grandes proyectos para el futuro.

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Relaciones hombre – mujer

La vivencia del amor es básica para el desarrollo emocional de la mujer. Esta experiencia vital es a veces para las mujeres equivalente a soportar una pesada carga ya que se nos ha enseñado a amar sobre o expensas de uno mismo. Por ello es importante escuchar a mujeres que crean las condiciones para asumir un rol diferente en sus relaciones con el género masculino.

En el caso de Colombia y según los datos de última Encuesta Nacional de Demografía y Salud, el 55% de las mujeres en edad fértil vive en estado de unión conyugal. Casi la cuarta parte de estas mujeres son convivientes. Antes de los treinta años las proporciones de mujeres en unión libre superan las de las casadas; después de los treinta las proporciones se invierten. Mientras 8 de cada 10 mujeres entre 15–19 años son solteras; después de los cuarenta sólo una de cada diez permanece soltera. Las separadas aumentan de 10% a los 20–24 años a una de cada cinco a los 45–49 años de edad. [PROFAMILIA. Encuesta Nacional de Demografía y Salud, ENDS. Colombia, 1.995.]

Los casos de estabilidad afectiva, coinciden también con procesos de gestión exitosos. Esto no indica que los conflictos estén ausentes, pero si, la capacidad de sentirse respaldada por un compañero y sus hijos aumenta la fortaleza para afrontar la adversidad. La relación de cooperación y complementariedad igualitaria con el compañero está presente en varias de las entrevistas. Compartir la dirección de la empresa en pareja implica una difícil división de trabajo, y tal parece ser que la clave reside en determinar claramente responsabilidades y funciones en la empresa pero sin poner en duda en la casa el modelo tradicional paternal. Este es el caso de Nelsy R:

Gracias a Dios, nosotros nos hemos querido mucho y no hemos tenido problemas. El ha sido una ayuda y un gran trabajador. Ojalá así sea siempre. Nosotros llevamos 24 años de casados y a pesar de que aquí,(en la empresa) la que dirige las cosas soy yo, porque sé más del asunto, él tiene su parte administrativa que la maneja muy bien y su autoridad como papá (en el hogar) y como marido sigue intacta.

Las empresas familiares iniciadas en pareja están inevitablemente determinadas por el funcionamiento afectivo de sus miembros de ahí que los conflictos familiares en el trabajo se vuelvan causa de terminación sin importar que tan exitosa sea la empresa en el mercado. Los conflictos entre parejas, que afectan la supervivencia de la empresa, se relacionan con la propiedad de los bienes y la toma de decisiones.

Tener previamente aclarado la propiedad de los bienes así como los modos de actuación en caso de un conflicto, refleja un avance positivo e importante que favorece la supervivencia de la empresa en un momento crítico como es una separación o el divorcio. Lo expresado por las mujeres refleja aún cierto desconocimiento por parte de las parejas para ampararse en garantías legales como por ejemplo las capitulaciones. Este desconocimiento no es generalizado y sorprende encontrar en mujeres de este estrato medio opciones que solo eran utilizadas por las clases altas y adineradas. Los dos casos se presentan en las entrevistas

El primero de Indira, refleja avances culturales importantes de la mujer que reivindica su dere-

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cho a disponer del trabajo acumulado aún por encima de la tradición cultural poniendo a prueba sus afectos:

Mi marido me ayuda aquí en el negocio. Cuando nos conocimos, el taller ya estaba montado y pienso que el matrimonio se hizo para que la pareja comparta todo y trabaje conjuntamente por el futuro. Sin embargo, como las cosas deben hacerse correctamente, cuando mi marido y yo decidimos casarnos, le pedí que firmara capitulaciones. Es decir, separé mis bienes de la sociedad conyugal que pensaba conformar. Yo le dije: „A partir del momento en que vivamos juntos las cosas son de los dos, lo que consigamos a partir de hoy con nuestro trabajo es para los dos, pero, lo que yo tenía antes de conocernos, eso sí es solamente mío.„ Él aceptó sin „remilgos„ y eso fue una buena seña para mí.

Más frecuente que la experiencia anterior ha sido la contraria cuando un caso de conflicto conyugal con separación, acaba también con la empresa. Es el caso de Berta T.

Un día, hace cuatro meses, me cansé de esa situación y tomé la decisión de separarme. El proceso de separación de bienes fue muy difícil y en ese momento, conocí mejor a mí ex marido. En esos momentos es cuando uno conoce verdaderamente a las personas. Uno nunca espera que la persona con quien se han compartido 10 años de vida, aspire a quedarse con la mayor parte de lo que es el patrimonio familiar. Mi ex marido quería casi todo, y para que accediera a firmar la repartición de bienes y acabar de una vez con ese asunto, tuve que ceder mucho. Después de todo, mi ex marido se quedó con la fábrica y yo con los almacenes, de los cuales, dos son propios y tres son alquilados. La idea mía era que los dos conciliáramos y no tener que llamar a un abogado para que hiciera esa repartición. A mí me parecía injusto que una persona ajena a todo el proceso de adquisición de los bienes se quedara con una parte de todo sencillamente, porque nosotros no éramos capaces de conciliar y por eso, él salió ganando.

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Manejo del dinero

„… el primero y más indispensable de los pasos hacia la emancipación de la mujer, es que se la eduque de tal manera que no se vea obligada a depender ni de su padre ni de su marido para poder subsistir: posición ésta que en nueve de cada diez casos la convierten en juguete o en esclava del hombre que la alimenta, y en el caso número diez, en su humilde amiga nada más„

John Stuart Mill

La dependencia económica es la forma clásica de subordinación femenina, que deviene de una condición cultural. El manejo financiero al que se hace referencia son aquellos recursos generados como producto de la actividad laboral, no al de la economía doméstica que es por esencia es el de la escasez y de los recursos limitados.

La actitud de las mujeres frente al dinero conlleva explicaciones complejas que abarcan desde el orden psicológico hasta el económico. Dentro de los primeros Clara Coria, investigadora argentina quien establece una peculiar relación entre sexo y dinero, señala que la dependencia que se mantiene en la etapa adulta solo puede explicarse como alteración del desarrollo y una limitación del crecimiento psicosocial [Clara Coria. El sexo oculto del dinero. Formas de dependencia femenina. Buenos Aires, ediciones Paidós, 1991. P. 27.].
Hoy con el acceso de la mujer al ámbito público, al trabajo remunerado y por consiguiente al dinero, es de suponer que se ha logrado un nivel de autonomía. Pero „ No solo hay que poder acceder al dinero (cosa nada fácil) sino que también hay que poder sentirse con derecho a poseerlo y libre de culpas por administrarlo y tomar decisiones según los propios criterios„ [Ibid. P. 45.] En lo económico K. Galbraith, plantea que el uso del dinero concuerdan con las preferencias del miembro de la familia que lo consiguió. De ahí que en la terminología económica se hable de cabeza de familia o de cabeza de hogar y sea a él a quien corresponde tomar las decisiones importantes de inversión.

La actitud de las mujeres frente al manejo del dinero que ganan, refleja en cada caso su grado de autonomía. En estas historias de vida, la situación es ambigua: de una parte reconocen que el manejo financiero es la base del crecimiento de sus empresas, pero buscan de alguna manera trasladarlo a un tercero, generalmente un hombre. Por qué esa dependencia?

La primera interpretación, es que la mujer tiene una inferioridad psicológica que se deriva de la ideología patriarcal. Ellas buscan siempre ser protegidas y es natural que el hombre asuma su papel de protector. Para el caso, las mujeres em-

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presarias buscarían crear un reconocimiento de dependencia frente a su compañero en materia del manejo económico, para que no se interprete mal su propia independencia. Repasando las historias, en ninguna de las entrevistadas es explícito este sentimiento, pero si se refleja en algunas actitudes como la de no hacer sentir mal al hombre „el sigue siendo el hombre de la casa„, o el darle funciones en la empresa cuando pierde su trabajo para que no se sienta como un mantenido. Ellas por mantener una relación de pareja, están dispuestas a considerar que la dependencia es algo natural y que los hombres existen para proteger a las mujeres.

Más evidente que la anterior interpretación es que la independencia, el manejo del dinero y la responsabilidad financiera es tensionante y angustiosa mucho más cundo es la mujer quien la ejerce; por lo tanto el que la asuma otro – un hombre específicamente – genera una sensación de alivio. Este es el caso de Nury M. quien con una visión empresarial clara, comprende su negocio y ha asumido riesgos; a través de su trabajo accede al dinero pero no hace uso de el, porque considera que lo haría en forma inadecuada. El manejo del dinero debe ser inteligente y ella no se considera capaz de hacerlo (aunque lo hizo inteligentemente antes de que el se vinculara a la empresa):

Hace cuatro años, mi marido se vinculó aquí en su carrera como Administrador de Empresas. El rol que él desempeña es en el campo administrativo y en las ventas. Yo soy la Jefe de Producción. A mí me gusta mucho que mi marido trabaje conmigo, porque me ayuda a tener mucha conciencia sobre los gastos y las deudas que asumo. Cuando apenas llegó a trabajar aquí, él se asustó mucho porque encontró una empresa endeudada pero, paulatinamente, le he explicado que eso sucede en todas las pequeñas empresas. Las deudas son necesarias sobre todo cuando se comienza de la nada, como en la nuestra. Entonces es bueno que él trabaje aquí conmigo porque le mete mucha cabeza y mucho empeño al negocio y sé que vamos a salir adelante.

Reconocer abiertamente, que se está en un trabajo porque el dinero es algo que le gusta no es muy común en las mujeres entrevistadas; Tradicionalmente dinero y ambición debían ser distintivos masculinos. Indira, pertenece a ese grupo minoritario de mujeres para quienes el trabajo como empresaria es un medio de emancipación:

Otra cosa es que desde muy pequeña me gustó la plata. Me gustaba tener mi propio dinero y conseguirlo trabajando. Mi origen es muy humilde, yo provengo de gente del campo que toda la vida ha vivido allá. Cuando me vine a esta ciudad, lo único que tenía era una caja de cartón donde empaqué mi ropa y nada más. El resto lo he conseguido trabajando y ahora, es un orgullo para mí, poder ayudar económicamente a mi familia.

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Miedos y referentes de superación

Hay oficios y ocupaciones que se reportan como masculinos o femeninos. El referente tradicional de las ocupaciones femeninas, se relaciona con actividades de servicio y en la esfera de lo económico con los negocios comerciales, tiendas, por ejemplo fueron la actividad tradicional de muchas mujeres que enfrentaron la generación de ingresos por cuenta propia hacia mediados de este siglo en Colombia.

Normalmente, las empresarias ni heredan sus negocios, ni los compran como negocio en marcha. Comienzan sus negocios nuevos por necesidad o por falta de oportunidades adecuadas en el mercado laboral tradicional. Muchas veces, empiezan sus negocios para resolver dificultades de educación, de cuidado de niños, de salud u otros que no pueden resolverse mientras ocupan puestos tradicionales.

Las mujeres entrevistadas manifiestan su desconocimiento del mundo al que se iban enfrentar con la creación de su propia empresa. El desafío que significa iniciar una actividad – la tendencia al riesgo – es una de las características que define al empresario y este se manifiesta en diferentes motivos para iniciar el negocio.

La motivación inicial es un indicador de las perspectivas de permanencia en la actividad. Bajo la teoría de la emancipación (ver cuadro anexo) una mujer asume su trabajo empresarial bajo una perspectiva que va desde la posición familista, alimentada generalmente por motivos negativos como la de no encontrar una mejor oportunidad para responder por obligaciones familiares; o en una posición liberal en que la motivación principal es de autorealización per-

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Motivaciones y valores ante el trabajo de las empresarias


Posición familista

Posición liberal

Posición emancipatoria

Motivación principal

Cuidado, manutención y progreso de la familia, centrado en los hijos

Autorrealización personal

Emancipación social

Valores aducidos

Cohesión familiar
Ascenso en la escala social

Libertad, competencia,
eficiencia

Igualdad, cooperación promoción social

Modelo social
implícito

Sociedad sin valores, consumista e individualista

Los individuos son libres para desarrollarse en un marco democrático de libre mercado

La sociedad es injusta y represiva, hay que buscar alternativas

Adaptado con base en: Carlos Pereda, Miguel Angel Prada y Walter Actis – Colectivo IOË. El liderazgo empresarial de las mujeres. Lógicas de acceso al poder y emancipación femenina. Estudio elaborado por el Instituto de la mujer (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España), Madrid, septiembre de 1998

sonal para expresar un deseo de competencia y de manifestación de una competencia profesional o técnica adquirida. La posición emancipatoria es la que asume la mujer para propiciar condiciones que generen un cambio de la condición femenina.

La tendencia al riesgo y asumirlo bajo la mentalidad empresarial, es especialmente difícil para quienes no conocen la actividad a que se van a enfrentar. Para superarlo, influyen algunos factores que son referentes de superación:

  • Los padres eran independientes económicamente o tenían su propio negocio, Familiares que las motivaron para la iniciación y les dieron confianza para enfrentarse a esta actividad.

  • Altos niveles de logro, para conseguir cumplir sus propias expectativas

Este es el caso de Beatriz R. quien coherente con sus deseos intenta la creación de una empresa, aún en circunstancias difíciles pero con motivaciones de logro positivas:

Yo estudié solamente hasta primaria, y el resto lo he aprendido mediante los cursos de capacitación que he tomado. Durante muchos años trabajé como operaria y ganaba un sueldo. Esa actividad me sirvió mucho para adquirir experiencia, la cual he utilizado ahora en mi trabajo como independiente … yo me retiré porque quería hacer mis propias cosas, ganar un dinero propio y además ahorrar algo de dinero para mis hijos. Un día me compré un par de máquinas y arranqué con el negocio y me fue bien.

O el de Blanca C. que supone un gran desafío en un momento de crisis por su separación, con motivaciones neutras:

Con este taller, llevo ya 7 años. Lo único que hizo posible su creación fue el deseo de hacerlo. No contaba con capital, ni asesoría, ni absolutamente nada. Solamente tenía el deseo y la necesidad de hacerlo. Pienso que si lo hubiera hecho de otra forma, es decir, si hubiera esperado a reunir un capital, jamás lo hubiera logrado. Es que si uno piensa detenidamente en conformar una pequeña empresa, no lo hace porque lo que se necesita es mucho: se requiere capacitación, capital, asesoría, un local, empleados, etc. Entonces, yo creo que una persona como yo, jamás habría tenido nada si hubiera empezado de esa forma. Si me hubiera capacitado primero, nunca habría logrado avanzar en la práctica.

La historia de Irma A. muestra el particular caso en que la creación de una empresa es resultado de un proceso doloroso y esta actividad se percibe como única alternativa para enfrentar condiciones económicas adversas. De igual manera, una vez superadas esas condiciones, se tiende a abandonar la actividad. La empresa se convierte en un medio para, pero no se le reconoce su valor de aporte para el desarrollo. En sus propias palabras:

En realidad, quiero confesar que me siento un poco cansada, ya no quiero crecer más, sino mantenerme en el nivel en el que estoy. Yo he terminado de cumplir con las obligaciones para con mis hijos y eso es suficiente. Algunos de ellos ya son profesionales, otros tienen su trabajo e incluso, algunos son casados y tienen su propia vida. Entonces, no tengo la necesidad de crecer más.

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La permanencia en la actividad está determinada por la persistencia y tenacidad del empresario y en este aspecto los estudios señalan como un factor que disminuye el riesgo de cierre, si la propietaria es una mujer [Evaluación de los Programas de Apoyo a la Microempresa, 1997–1998. Departamento Nacional de Planeación, Fundación Corona y Corporación para el Desarrollo de las Micro empresas. Santafé de Bogotá, 1998. P. 49.].
Esta tendencia positiva para las empresas de mujeres, se revierte en el momento de medir su crecimiento. La misma evaluación muestra que las empresas lideradas por mujeres crecen menos, presentan menores niveles de ventas, menores niveles de beneficios y adicionan en promedio menos trabajadores que las empresas de hombres [Ibid. P. 81, 73 y 71.].

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Remuneración al trabajo y proyectos de inversión

La dedicación a un puesto de trabajo genera una remuneración, el salario. Las mujeres entrevistadas, casi siempre alentadas por terceros, llevan sus propios sistemas de cuentas y separan la economía de la empresa de la economía del hogar, lo cual caracteriza a las empresas de acumulación simple y ampliada. La experiencia de Nelsi R refleja este proceso:

Así mismo, las cuentas de la casa son independientes de las cuentas del taller, en eso nos ha ayudado mucho una de las niñas que estudia contabilidad, ella nos pide los recibos de todos los gastos para anotarlos y llevar la contabilidad. Ella esta pendiente de cuanto papel sale y entra, ella es la que nos dice si estamos gastando más de lo que podemos, o cuánto nos queda de ganancias en un negocio.

La remuneración al trabajo, en estas empresas es baja y no supera los dos salarios mínimos legales en promedio. A pesar de estos niveles el poder pagarlo permanentemente es una de las satisfacciones de las empresarias y, en el mismo sentido, no lograrlo genera sentimientos de culpabilidad. Nora C. muestra los dos momentos en su empresa:

En realidad la organización tiene que ver con todo. Si no hay organización las cosas no funcionan. Por eso, hace algún tiempo, nosotros decidimos que cualquier miembro de la familia que trabaje aquí, tendría que ganar un sueldo. Eso fue porque en un principio, sacamos de las ganancias el dinero que se necesitaba para una y otra cosa y entonces, las cosas no cuadraban nunca. Ahora cada cual gana un pequeño sueldo. Mi esposo como gerente se gana $ 700.000 mil pesos. El resto de las personas ganamos salario mínimo y tenemos la afiliación al Seguro Social y todo lo que la ley exige.

Las empresarias adoptan en su proceso de toma de decisiones patrones que refuerzan la desigualdad de género a favor de los varones. Por ejemplo, al reconocerse un salario por su trabajo este se fija, en las mejores condiciones ligeramente superior o a la par con el del compañero, pero en general es más bajo.

La medida de la capacidad de ahorro e inversión de las empresas se materializa en poseer una vivienda. Esta se convierte en una meta y también en la seguridad para el futuro. Puede decirse que es el seguro para la vejez ante la ausencia de vinculación a un sistema de seguridad social. El 90% de las entrevistadas había logrado esta meta.

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Proyección de vida personal en la empresa

Dos factores contradictorios se reflejan en este grupo de mujeres: de una parte la capacidad para afrontar la adversidad y de otra, su capacidad para soportar el sufrimiento. A las mujeres se nos ha dicho que si no sufrimos, no valemos y hay un apego al dolor como una forma de protesta al no encontrar otra salida.

Varias de las mujeres hicieron de los hijos el capital de sus vidas y sobre ellos proyectan ciertas ilusiones de poder. Cuando ellos crecen y se independizan se está ante un proceso de descapitalización y entonces no vale la pena vivir o se abandonan con desesperanza las ilusiones. Este es el caso de Irma A.:

Como le decía, yo vivo con mi hija y ella es muy colaboradora conmigo. En algún momento yo pensé que tal vez a ella le interesaría hacerse cargo de este taller pero no fue así. Ella es secretaria y no le gusta nada que tenga ver con las confecciones. No vale entonces, fregarse la vida en la idea de hacer crecer este taller.

Los sacrificios para cumplir con el rol de madre – afectivo y económico – sobretodo en el caso

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en que se está separada o sola termina por ser abrumador. Berenice es un ejemplo de ello:

A pesar de todo, yo veo que la evolución de mis niños es buena. Ellos están bien porque yo me sacrifico. Dejo todo por ellos y hago todo para ellos. Mi vida está en el medio y puede decirse que no tengo una vida privada. Yo no dejo nada para mí. Siempre dejo todo lo mío para después, ojalá no se me haga tarde.

O Blanca C. que en su historia refleja cansancio por tener que afrontar una pesada carga económica:

A mi no me queda tiempo para nada. Ni para leer ni para ver televisión. Ahora es cuando debo programarme para tener un poco mas de espacio para los hijos y para mí. Definitivamente tengo que buscar otra forma de trabajar, por ejemplo, tener la oportunidad de delegar algunas cosas y buscar la forma de asistir a seminarios, a talleres.

Frente a este sentimiento agobiante, las mujeres proyectan también un sentimiento de reconocimiento por sus logros, que se refleja en hechos que se vuelven mitos en los cuales se apoyan para fortalecerse interiormente. Son sus puntos de referencia. Estos son generalmente, el nombre de su empresa – la mayoría de las veces es una composición ligada con los nombres de sus hijos y los reconocimientos alcanzados a través de sus productos, expresados directamente por sus clientes.

Los premios o méritos alcanzados y reconocidos les permiten reconciliarse con la dureza de su trabajo y proyectar una visión más positiva de sí mismas. El caso de Blanca C. es evidente para reflejar el contraste de su historia de cansancio, frente a la imagen favorable de su producto:

A veces vienen aquí personas con ganas de ponerse un vestido bonito que no lo pueden pagar y yo les rebajo un poco. Eso me ilusiona….El sábado vino una chica que siempre viste de negro, no usa ningún otro color y yo la convencí para que se pusiera un vestido de color azul claro. Se veía diferente, el color le sentaba muy bien y ella quedó muy agradecida e ilusionada. Esas cosas me quitan el cansancio.

Para Nelly el reconocimiento obtenido forma parte de sus mitos de referencia:

En 1987, gané el Primer Premio de la Gobernación de mi departamento, a la Mujer Microempresaria más destacada del año. En esa época, la administración gubernamental se preocupaba por incentivar la actividad de los pequeños empresarios. El concurso consistía en un estudio a la elaboración de una prenda. Algunos supervisores visitaban a los confeccionistas y examinaban la elaboración de un vestido, para establecer la calidad de la costura y los acabados. Al parecer, mi vestido fue el mejor hecho porque después de algunos días me comunicaron que era yo, quien había ganado el concurso. El premio consistía en $ 300 mil (equivalente a USD 200) y salí en una foto en el periódico junto al Gobernador. Ese hecho fue importante porque mucha gente conoció mi taller a través de la publicidad.

O el de Bertha T. Que en medio de su desesperanza frente a la separación, añora los reconocimientos alcanzados:

Como pareja, nosotros hemos recibido muchas felicitaciones por nuestro trabajo. Durante las jornadas de premiación de la Cámara de Comercio, siempre quedamos en los 10 primeros lugares. Funcionábamos bien.

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Proyección hacia otros campos. Participación en la vida política y gremial

Casi toda la actividad económica del mundo contemporáneo, es llevada a cabo no por individuos sino por organizaciones que requieren un alto grado de cooperación social [Francis Fukuyama. Confianza (Trust). Buenos Aires, Editorial Atlántida, 1996.].
La participación activa en este tipo de organizaciones genera pertenencia y son la fuente para acumular el llamado capital social, que junto con la confianza generan la prosperidad económica.

En ausencia de un amplio grado de confianza y de una natural inclinación natural hacia la asociación espontánea, como parece ser la realidad colombiana, las asociaciones de los microempresarios han partido de influencias y presiones externas y no de la iniciativa de los empresarios. En las regiones de procedencia de las entrevistadas el papel de promotor ha correspondido al Estado y algunas pocas Organizaciones No Gubernamentales que propician desarrollos y fortalecimientos democráticos.

En el primer caso, se registra el papel del SENA – Servicio Nacional de Aprendizaje, entidad gubernamental que durante la década de los ochenta promovió y fortaleció el proceso para la conformación de organizaciones de micro-

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empresarios [Ubernel Arboleda. Una Misión Posible. Santafé de Bogotá, Departamento Nacional de Planeación, 1997. P. 74.]; el resultado es Conamic – Confederación Nacional de Microempresarios de Colombia. Por su parte, las ONG’s que apoyan los servicios a la microempresa ofrecieron en su portafolio apoyo a ciertas formas asociativas solidarias como cooperativas, para favorecer el desarrollo de los microempresarios especialmente en el área de la comercialización. El proyecto de Mercadeo de Sedecom incluyó igualmente como una de las estrategias el fortalecimiento de lo gremial. [Fundación Sedecom Programa de Mercadeo. De dónde ve nimos? Serie Programa de Mercadeo, No. 1, Santafé de Bogotá, 1995. P. 43.]

Conamic con un número de asociados importante pero baja capacidad de respuesta y de apoyo de la base asociada ha centrado su actividad en la búsqueda de participación en las instancias de decisión política con resultados no muy favorables. La representación real en esta instancia la ejercen las ONG´s vinculadas al Plan de la Microempresa. En Colombia las más influyentes Fundaciones de apoyo a los microempresarios están asociadas a poderosos grupos económicos [¿Cuánto donan los grupos? en: Revista Semana, No. 890, Santafé de Bogotá, mayo 24–31 de 1999. P. 66.], como parte de sus actividades filantrópicas. Estas entidades, asumieron desde hace cerca de veinte años, la representación de los empresarios de la microempresa conformando el más influyente grupo de presión a nivel legislativo y gubernamental, con capacidad de incidencia en la formulación de políticas para el sector y en el manejo de los recursos gubernamentales asignados para ese propósito en los planes de desarrollo.

Entre las mujeres empresarias entrevistadas el sentido de agremiación por sectores para lograr beneficios económicos, está desarrollado especialmente entre las confeccionistas las cuales han logrado conformar asociaciones en diferentes partes del país con resultados importantes. Sin embargo, esta labor no ha trascendido a nivel nacional por ejemplo, en veinte años de Conamic no se ha dado el caso de una mujer directora de la Federación a pesar de contar con valiosas líderes regionales. El tema de inequidad de género, no se percibe como una problemática.

Las entrevistadas miembros activos de algunas asociaciones, sienten el peso de la indiferencia de sus colegas. Así lo expresa Narda:

Yo soy la presidente de una asociación de confeccionistas de esta ciudad. Yo quisiera que hubiera mas conciencia acerca de lo que en realidad, necesitan los empresarios de la pequeña empresa. Actualmente 32 pequeños empresarios están afiliados a la Asociación. Somos gente con experiencia consolidada en este trabajo.

La disponibilidad de tiempo efectivo, es uno de los factores que restringen la participación de las mujeres en las organizaciones gremiales.

Frente a la organización la mayoría de empresarias han tenido experiencias, a las cuales se refieren no muy favorablemente. El caso de Nelly S. refleja la situación:

Con la Cooperativa mi afiliación duró un año y medio. Después abrí toldo aparte básicamente por que en esa Cooperativa, se presentaban algunos problemas de entendimiento entre la gente y esa circunstancia era muy complicada de manejar.

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Manejo del tiempo

La situación es sencilla: mientras la mujer ha asumido una carga laboral externa, adoptando algunos de los valores masculinos, el hombre no ha retomado con la misma intensidad los trabajos domésticos tales como el cuidado de los hijos, arreglo de la casa, preparar alimentos, cuidado de la ropa, etc. aunque se insinúa un compartir de estas actividades con sus compañeras. Esta posición intermedia es la actualmente legitimada tanto para la sociedad como para las propias mujeres.

Asumir los dos roles, trabajadora y ama de casa con el mismo frenesí crea la super-woman, con jornadas fatigosas de hasta 18 horas diarias. En este aspecto sus compañeros no han asumido – y menos en la provincia de donde proceden estos testimonios – un tiempo similar para las tareas hogareñas compartidas. Solo hay colaboración.

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La ocupación diaria que narran en las historias de vida reflejan dos facetas: una primera de total ocupación en jornadas laborales muy extensas, razón por la cual no tienen tiempo para dedicar a experiencias familiares de convivencia tales como departir, jugar o divertirse juntos y una segunda que es el orgullo por su capacidad de trabajo que se traduce en gusto y cariño por la actividad que realizan. Nury R. Con su historia revela, al tiempo, las dos facetas:

De todas maneras, yo quiero mucho a esta empresa porque me ha costado demasiados desvelos, demasiados sacrificios. Yo me levanto a las cinco de la mañana y me acuesto bien entrada la noche. Claro que en ocasiones es peor. Por ejemplo, en este momento, estamos trabajando en una dotación que debo entregar en un mes. Eso significa que debo duplicar mi trabajo, porque las operarias cumplen su horario normal y se van. Yo no, debo pararme de la cama más o menos a las tres de la mañana y a esa hora comenzar a trabajar.

Para el manejo del tiempo productivo en la empresa la mujer contrata tiempo doméstico asalariado que es barato y aún hay una oferta importante de mujeres dispuestas a realizarlo. En efecto, el 90% de las entrevistadas contaban con servicio doméstico y aún así su manejo de tiempo revela jornadas que, sumando el trabajo en la empresa y el trabajo en el hogar equivales a jornadas diarias de casi 18 horas.

El caso de Beatriz R. es diciente:

En la casa tenemos una empleada que nos ayuda con los quehaceres domésticos y se ocupa de los niños. Sin embargo, mi jornada en la casa también es muy dura. Yo me levanto a las 5:30 de la mañana, me arreglo, hago el desayuno, ayudo a los niños a arreglarse, voy al taller y determino el trabajo del día, regreso a la cocina y preparo el desayuno para mí y para mi esposo, desayunamos juntos y volvemos al taller. Así transcurre el día hasta más o menos las diez de la noche. A esa hora, cuando volvemos a la casa y nos acostamos. Nosotros trabajamos de lunes a sábado. El domingo lo dedico para revisar cosas de la casa, para estar con los hijos, para conversar con ellos.

Aunque no fue explícito en las entrevistas otro factor que permite agregar horas al trabajo de las mujeres empresarias es la solidaridad intergeneracional abuelas – hijas, así como la familia extensa característica de las ciudades de provincia, donde cuñadas, nueras, tios y hermanos constituyen familias solidarias.

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Los viajes: de la provincia a la ciudad

Aunque el ámbito de las empresas analizadas es de carácter local, algunas de ellas se están ampliando a ámbitos regionales y nacionales. Esto supone para la mujer enfrentarse a actividades habitualmente restringidas para los hombres como son los viajes de negocios, constituyéndose este en el factor de mayor renuencia para ser aceptado. De hecho, muchos de los eventos programados no contaron con la asistencia de algunas mujeres para no abandonar su localidad.

Bajo esta óptica se trata de rescatar el valor emancipatorio para la mujer de los viajes. Los deseos de movilidad y libertad en las mujeres son frecuentemente alcanzados por el fantasma de la prostitución. La libertad de acción que otorga el dinero es deseada pero a la vez temida.

La mujer por influencias especialmente de la educación (en casa y en la escuela) ha formado un modelo mental de lo que debe ser. Solo aquellas que están convencidas de que necesitan actuar diferente han tenido la fuerza para proyectarse y no dejarse influenciar para actuar dentro de los estereotipos. Se teme a la crítica, a los comentarios, a lo que digan otras personas pero se es especialmente vulnerable a los chantajes emocionales. El caso de Narda R. refleja en toda su dimensión este dilema:

Trabajé muy feliz con ellos durante un año y medio. Eran buenos patrones y aprendí mucho acerca del mundo de la moda. Un día, la esposa del señor se fue a una feria a los Estados Unidos. Ella llevó algunas muestras de lo que se hacía en el almacén y regresó muy entusiasmada con la idea de montar la casa de modas en ese país. Ellos tenían prestigio y capital y ella consiguió contactos en el extranjero. En vista de eso, decidieron trasladarse y nos llamaron a cinco empleadas para que nos fuéramos con ellos. Casi me muero de la dicha. Yo quería irme y les acepté, pero entonces, llame a mi mamá para contarle esa buena noticia y ella no me dejó. Me dijo que si me iba ella se moría, que no la iba a volver a ver. Como soy hija única sentí que mi obligación era quedarme. Y lo hice. Eso me marcó toda la vida porque fue una gran oportunidad perdida. Hoy en día, en 1998, casi 25 años después de eso, mi mamá sigue viva y creo que soy yo la que se va a ir primero. La experiencia fue muy triste porque esa casa de modas tenía mucho futuro.

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De la provincia a la gran urbe. Esta mujer, se recrea con un la oportunidad perdida y construye un imaginario sobre el encuentro con lo desconocido, con los retos del cambio y la adaptación, de cómo su vida hubiera sido diferente si acepta el reto.

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Religiosidad popular-magia

Culturalmente la identidad de la mujer colombiana tiene profundas raíces religiosas que se consolidan a partir de la conquista, articulando fundamentos del catolicismo con los sistemas religiosos de las culturas precolombinas [Bonilla Castro, Elssy. Rodriguez, Penélope. „Fuera del Cer co„. Mujeres, Estructura y Cambio Social en Colombia. 1992.].
Es reconocida la influencia de la Iglesia Católica en la configuración y reproducción de una ideología del género femenino a través de la educación especialmente, que refuerza sutilmente la idea que ser bueno es ser débil y sumiso representando a los fieles como un rebaño de ovejas. Por el contrario, los principios calvinistas, están asociados con el desarrollo y fortalecimiento del capitalismo con la promoción de valores tales como el ahorro y el valor del trabajo.

Cuando la asociación a una Iglesia exige un alto precio en términos de compromiso afectivo y cambios de estilo de vida, se crea un fuerte sentimiento de comunidad entre sus miembros. Esta correlación es evidente para el caso de Berenice que relaciona su vinculación a una Iglesia Cristiana, altamente exigente, con el éxito empresarial y familiar.

Hace seis años, mi hermana se vinculó a la vida pastoral con la Comunidad Cristiana. Aquel día, llegué cansada y como derrotada, ella me acogió, me aconsejó, y me llevó para la iglesia. La experiencia allá fue increíble. Todo era paz. En la iglesia me recibieron con mucho amor incluso, hasta me lavaron los pies, y yo que estaba tan agotada, sentí un descanso y una paz inmensa. Le conté a mi hermana que no quería trabajar más con mi marido y ella me dijo que esa no era la solución, que lo necesario era orar para que todo se calmara, para recuperar las fuerzas. Ellos oraron por mi toda la noche y en ese momento, le entregué mi corazón al Señor. Desde ese día todo ha sido diferente. Nuestra vida cambió mucho. Yo compartí la experiencia con mi esposo y él también asistió a la iglesia, desde entonces nuestra vida es otra.

Nunca antes nos había ido tan bien. Con decirle que antes teníamos un empleado y hoy tenemos 6 empleados además de nosotros dos. Eso quiere decir que la empresa ha crecido, y ha generado empleo no solamente para nosotros sino para seis familias más.

Las empresarias católicas, contrario al caso anterior muestran un bajo nivel de compromiso con la Iglesia, pero individualmente crean una fuerte asociación con la intervención de Dios en sus vidas, manifestado a través del trabajo. En general para todas, el trabajo es una bendición de Dios.

La fe, es un don del espirítu que se traduce en fuerte confianza en sí mismo y lo que se hace. Indira, como empresaria exitosa expresa abiertamente su compromiso con Dios y la recompensa encontrada:

También me he encomendado mucho a Dios. Cuando estoy ofuscada, triste o malgeniada, me paro frente a un espejo y me pregunto a mí misma, cuáles son las causas de mi estado, luego, le pido a Dios que me ilumine para saber qué hacer y cómo hacerlo. Siempre le pido a Dios que me envíe la gente adecuada en el momento adecuado y Él nunca me falla.

Las empresarias reflejan un sentimiento de lo sagrado expresado en los resultados de su trabajo diario, los productos. Tan profundo llega a ser, que le asigna un alma mágica a lo que hacen. Se sufre con un trabajo mal hecho. Este sentimiento, al decir de muchos es lo que diferencia la producción moderna en serie de los sistemas artesanales.

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La formación de las empresarias

La competencia profesional se obtiene a través del estudio y/o de la experiencia. Para las empresarias de estrato medio, mayores de 40 años, la experiencia ha sido la principal fuente de calificación. El SENA ha sido para la gran mayoría la oportunidad para perfeccionar un saber empírico. Esa es la experiencia de Nelly A.:

Aparte de todo lo que aprendí de mi mamá, fui consciente de que debía perfeccionar mis conocimientos. Por eso tomé cursos de capacitación en el SENA y algunos talleres de confección en Coltejer. El resto, lo he

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aprendido a lo largo de estos 25 años, mediante el trabajo diario. Este es un oficio donde todos los días se conoce algo nuevo.

Las Ong son reconocidas por el fortalecimiento de la idea empresarial. Para Nury M. Su relación con una Fundación fue determinante en su actividad para asumir el riesgo empresarial.

En la pequeña miscelánea yo cosía y también vendía algunos accesorios. Estaba en esas, cuando un día cualquiera me visito un asesor de la Fundación Social, que en esa época, en el año 1981 se llamaba Pro Juventud, quien me animó para que yo tomara unos cursos sobre pequeñas empresas. Me motivé mucho con esa propuesta y tomé los cursos y aprendí bastante sobre administración de un pequeño negocio. Además, allá me ofrecieron un crédito y yo lo tomé. En ese momento comenzaron mis dolores de cabeza, en el sentido que le tomé mucho amor al negocio y decidí no quedarme con lo que tenía sino crecer mucho más.

El caso de las empresarias con formación profesional solo se refleja directamente en uno de los casos, el de Nidia quien estudió Diseño de Modas y su compañera, se había graduado como Dieseñadora Textil. A pesar de ello, es evidente la profesionalización con la transferencia de trabajos a los hijos que se han formado en la universidad.

Considerando los niveles de acceso de la mujer a los estudios superiores, constituyen el 52% del total de matrículas y los índices superiores de permanencia y terminación de estudios, es de suponer que las empresas de profesionales serán mayores con el tiempo.

Las dimensiones analizadas permiten valorizar los roles de hombres y mujeres en la actividad económica. Los cambios de roles son evidentes y como producto de transformaciones culturales han hecho variar los roles tradicional de la mujer (en la casa) y el hombre (en el trabajo). Las mujeres están afianzadas en hogares con pocos hijos, con una gran proporción de ellas solas por separación o pérdida de sus compañeros. La individualidad, en desmedro de la asociatividad es el sentimiento preponderante y a esa capacidad y tenacidad para afrontar la realidad, junto con la ayuda de Dios pero a través del trabajo, se atribuye la razón de su permanencia y afianzamiento en la actividad.

El cambio está visto, se produce en la práctica con desigualdad. La super mujer es el modelo que se ajusta a la actividad que ellas desarrollan. Jornadas agotadoras que les permitan atender el trabajo, los hijos y la marcha de la casa. La actitud en este aspecto frente a sus compañeros es la de solicitar colaboración, la cual obtienen en la mayoría de los casos, pero hay actividades, íntimamente ligadas con lo femenino que ellos no asumen (lavado y planchado de ropa, por ejemplo); para realizarlas se contrata trabajo doméstico, en cuanto la baja remuneración al servicio doméstico aún lo permite y este valor es asumido por la mujer como producto de su trabajo.


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