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[page-number of print ed.: 51]


Maria Berenice Godinho Delgado
Acciones Afirmativas en el Movimiento Sindical – la Experiencia de la Cuota en la Central Unica de los Trabajadores – CUT – Brasil


Desde hace muchas décadas crece la participación de las mujeres en el movimiento sindical y se desarrollan múltiples iniciativas con el objetivo de ampliar la presencia femenina e incluir sus intereses en las pautas de los sindicatos. Es un fenómeno que, en distintos niveles, ocurre en varias partes del mundo y, vale decir, es fruto de la presión de las mujeres mismas para que el sindicalismo incorpore a las trabajadoras como sujetos de su organización y actuación política.

La experiencia que aquí se presenta es parte de ese proceso más amplio y se ubica en Brasil, un país en el sur de América Latina, particularmente en la Central Única de los Trabajadores – CUT (Central Unica do los Trabajadores). El tema de las acciones afirmativas o positivas se introdujo hace algunos años en la Central y ha tenido su expresión más impactante con la adopción de una cuota mínima de participación de las mujeres en las instancias dirigentes de la CUT. El debate sobre la cuota, las motivaciones para su proposición, la polémica en torno a la medida y el significado de ella en la entidad y dentro del sindicalismo brasilero en general, constituyen el tema de este texto.

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Brasil: breve descripción

En primer lugar, es necesario situar en muy breves palabras el país en el que se ubica la CUT. Brasil es un país con una área total de 8.511.996 km2 y una población de 152.374.603 habitantes. Su Población Económicamente Activa – PEA – (10 años y más) se compone de un poco más de 74 millones de personas y las mujeres representan el 40,4% de estas. Cerca de la mitad de la población ocupada no tiene trabajo protegido por las leyes laborales ni por la seguridad social. [DEPARTAMENTO INTERSINDICAL DE ESTATISTICA E ESTUDOS SOCIO-ECONOMICOS Anuário dos Trabalhadores 1996-97. 4a.ed., Sao Paulo, DIEESE 1996, p. 26, 77, 86. Datos oficiales del Instituto Brasileiro de Geografía e Estatística (IBGE). Los números de la población son del Censo Demográfico/1991 y de la Pesquisa Nacional por Amostragem de Domicilio-PNAD/95; los del mercado de trabajo son de la PNAD/95.]
El país tiene una de las peores distribuciones de renta en el mundo. Según datos del Banco Mundial y del Instituto Brasilero de Geografia y Estatística (IBGE), en el año 95 el 10% más rico de la población acaparaba el 47,1% de la renta, mientras el 20% más pobre recibía solamente un 3,1%. [DEPARTAMENTO INTERSINDICAL DE ESTATISTICA E ESTUDOS SOCIO-ECONOMICOS, op. cit., p. 35.] Un 75% de las personas vive en las ciudades, a pesar de que la cuestión de la posesión de tierra sigue siendo uno de los más graves focos de conflicto y violencia en la actualidad. Al no haber tenido nunca una reforma agraria, predomina en Brasil la gran concentración de la tierra, los latifundios. En 1995 se presentaron más de 500 conflictos en el campo – entre campesinos, latifundistas, policía – y hubo 41 asesinatos, principalmente de trabajadores y trabajadoras sin tierra. [DEPARTAMENTO INTERSINDICAL DE ESTATISTICA E ESTUDOS SOCIO-ECONOMICOS, op. cit., p. 40, Datos de la Comissao Pastoral da Terra.]

Por otro lado, el país ha pasado en las últimas décadas por un proceso de modernización y tiene un desarrollo industrial importante en el continente latino-americano. Por supuesto, su

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desarrollo y las opciones políticas de los gobiernos siguen la receta neoliberal que predomina en la actualidad. Asi, la estabilización de la moneda se acompaña de la apertura a la inversión extranjera con el desmonte de la industria nacional, el desempleo creciente, la profundización de la pobreza, el deterioro de los servicios públicos, el deterioro de la educación, la privatización como panacea para los problemas estructurales de la economía y del rol del Estado, todo en el marco de la corrupción radicional en los países de América Latina.

Brasil es hoy una democracia representativa, que vivió desde 1964 hasta mediados de la década de los años 80 una dictadura militar, que fue reemplazada por gobiernos elegidos, en un sistema presidencialista.

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La Central Única de los Trabajadores: origen y representatividad

La Central Única de los Trabajadores nació como uno de los frutos de la gran movilización que se ha llevado a cabo en la sociedad brasilera entre finales de los años 70 y comienzos de los 80 en torno a la lucha por la democracia y por la representación de los intereses de los obreros, los asalariados y los sectores populares de las periferias de las grandes ciudades.

La intensa movilización en contra del régimen militar tuvo en el sindicalismo uno de sus puntos más fuertes, gracias a un sector del movimiento sindical brasilero conocido como nuevo sindicalismo. Este se originó en aquel entonces con algunos sindicatos importantes de sectores industriales de punta, como los metalúrgicos de la región del ABC paulista [Denominación de la región industrial ubicada en las afueras de la ciudad de Sao Paulo, formada por las ciudades de Santo André, Sao Bernardo do Campo, Sao Caetano do Sul e Diadema, donde se concentró la industria automotriz y metalmecánica. Fue, en aquel entonces, el polo industrial más fuerte en el país y el foco principal del origen de las luchas obreras de la historia brasilera reciente y del nuevo sindicalismo.], en particular el Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo y Diadema y con algunas oposiciones sindicales que se formaron con el objetivo de intentar reemplazar las directivas pasivas de sus sindicatos, como es el caso de la oposición al Sindicato Metalúrgico de la ciudad de Sao Paulo y la del Sindicato Bancario de la misma ciudad (que incluso ganó las elecciones en 1979 del mayor sindicato de ese grupo profesional en el país y se convirtió en uno de los principales del nuevo sindicalismo).

El nuevo sindicalismo, que también se formó con sectores como profesionales, funcionarios públicos, pequeños productores rurales, se contraponía a la estructura y práctica sindicales predominantes, controladas por la legislación oficial autoritaria de los años 40. Se orientaba hacia la construcción de un sindicalismo "independiente, autónomo, democrático" y actuaba a través de grandes huelgas de trabajadores y trabajadoras, y de confrontación abierta hacia el gobierno militar.

De ese sector del sindicalismo nació la CUT en agosto de 1983, la cual se fué constituyendo como la Central sindical más representativa en el país y en América Latina.

Actualmente cuenta con 2.570 entidades afiliadas y con 6’028.620 de trabajadores y trabajadoras sindicalizados, de un total de 19’451.589 de la base representada (datos de la Secretaría General de la CUT). La Central está organizada en todo el territorio nacional y reúne sectores importantes de las differentes ramas de actividad económica y de servicios, entre ellas, sectores industriales modernos, como el de la metalmecánica, la química y farmacéutica, el sector bancario y de transportes, los servicios públicos y los trabajadores rurales asalariados y pequeños productores rurales, entre otros.

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La organización de las mujeres en la CUT

La organización de las mujeres en la CUT acompañó la trayectoria de la Central. En los dos primeros años de existencia de la entidad (1983-85), muchas sindicalistas pusieron en práctica iniciativas de organización de las trabajadoras en sindicatos afiliados y en algunas secciones provinciales de la CUT, que condujeron a una movilización más amplia en la bús-

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queda de una organización nacional. Esta surgió en el año 1986, en el 2° Congreso Nacional de la CUT como la COMISSAO NACIONAL SOBRE A MULHER TRABALHADORA (CNMT), y se mantiene hasta hoy, lo cual es notable en América Latina, donde muchas organizaciones sindicales de mujeres tienen vida corta o largos lapsos de interrupción de sus actividades.

En el origen de la organización de las mujeres en la Central Sindical estuvieron presentes los siguientes factores.

– Primero, el enorme incremento de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo en Brasil, en décadas recientes. En 1970, la fuerza de trabajo femenina correspondía a un 18% del total de la población de mujeres, porcentaje que subió a 35,5% apenas ocho años más tarde. El el mismo año, las mujeres representaban un 20,9% de la Población Económicamente Activa brasilera, mientras que en 1995 son ya el 40%. [Datos del Instituto Brasileiro de Geografía e Estatística (1980), cit. In Githay et al. (1982, p. 91) y IBGE/PNAD 1995.]
Las mujeres entraron en sectores modernos de la economía, como la industria eléctrica y electrónica, la química, la farmacéutica y la cosmética; en sectores de servicios, como los servicios públicos, los bancarios y financieros – algunos de los cuales han generado los impulsos más importantes de la movilización y de la organización sindical reciente.

– En segundo lugar, surgió en Brasil, a partir de mediados de la década de los años 70, un importante movimiento de mujeres, autónomo, feminista, al lado de movimientos populares de barrios, donde las mujeres eran protagonistas destacadas. Ambos actuaron en la lucha contra la dictadura militar y por la democracia. El movimiento de mujeres ha tenido una dinámica muy particular; ha acercado al feminismo radical con las mujeres que demandaban servicios como guarderías, agua y otros, organizadas y estimuladas por sectores de la iglesia católica. El discurso feminista y el de la Iglesia, aunque opuestos en aspectos básicos referidos a la familia y a la sexualidad, actuaron juntos para sensibilizar a muchas mujeres respecto a su derecho a la autonomía y a una vida propia (Souza-Lobo 1991). La multiplicidad de motivaciones y de espacios de organización de las mujeres brasileras se expresa en el surgimiento de "una concepción amplia y renovada" del feminismo en el país, que desde 1975, fué más allá de las inquietudes de las mujeres de las clases medias para llegar a mujeres de otros segmentos sociales, incluso a las sindicalistas (Cappellin 1989). Siempre hubo un diálogo entre mujeres feministas y sindicalistas de la CUT y se ha construído una relación importante de intercambio. Muchas mujeres que provienen del movimiento autónomo de mujeres – investigadoras, militantes – han sido, desde el comienzo, colaboradoras en el trabajo sindical de mujeres en la Central. Ese diálogo ha contribuído mucho a que la organización de mujeres en esta entidad, se desarrolle en el marco de los temas y discusiones del feminismo, y a que se discuta el rol de las mujeres en el sindicalismo y las relaciones entre hombres y mujeres al interior mismo de la CUT.

– El tercer factor fué el perfil del nuevo sindicalismo. Progresista, dinámico, osado en su propuesta sindical y contundente en su enfrentamiento con los poderes empresarial y del Estado, este sector del sindicalismo, aunque formado e influenciado por la cultura sexista y discriminatoria hacia las mujeres, no ha cerrado sus ojos a otros movimientos sociales que emergían en la sociedad brasilera, entre ellos el de mujeres. Además, ya había experiencias y demandas de mujeres en sindicatos. Así mismo, algunos sindicatos importantes habían realizado congresos de trabajadoras desde fines de los años 70. La demanda de organización de las mujeres presentada a la CUT en el año 1986 fué recibida como una de las múltiples faces del nuevo sindicalismo – algo inevitable, a lo que muchos sindicalistas ciertamente se oponían, pero que preferieron no manifestar en el momento. Y, vale decir, la propuesta presentada por un grupo de mujeres sindicalistas fue construída en un cuidadoso y firme, proceso de preparación, convencimiento y negociación con militantes y dirigentes.

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El debate de la cuota

El debate sobre una cuota mínima de participación de mujeres en las instancias directivas comenzó en la CUT en el año 1991, en el 2° Encuentro Nacional de la Mujer Trabajadora, cinco años después de la creación de la Comisión Nacional sobre la Mujer Trabajadora. Los primeros cinco años de la Comisión fueron un período de instalación y consolidación del trabajo y de construcción del lugar de las mujeres en la CUT. Ese lugar significaba la introducción del tema del trabajo femenino y de la organización de las mujeres en la agenda sindical y la construcción de su respetabilidad en el movimiento sindical como sujetos de ese movimiento y portadoras de demandas como parte constitutiva y singular de la clase trabajadora.

Ello involucraba, entre otras cosas, la organización de la Comisión Nacional y de las comisiones de las provincias donde la CUT estaba representada y las organizaciones nacionales por rama de actividad económica y de servicios; lucha porque hubiera dirigentes responsables en la Comisión con tiempo disponible para ese trabajo; la organización de actividades de sensibilización sobre los temas de la mujer trabajadora y las relaciones de género; las intensas negociaciones con los dirigentes en cuanto a los recursos materiales y financieros necesarios para el trabajo; y la participación de la Central en los debates y luchas de las mujeres en los otros espacios de la sociedad.

A comienzos de los años 90 quedó claro para las dirigentes vinculadas a ese trabajo, que era necesario ampliar la presencia de las mujeres en el nivel de toma de decisiones. En el cuadro que sigue se muestra la participación de las militantes en los congresos nacionales, instancias máximas de deliberación de la CUT, y en los comités ejecutivos elegidos en cada uno de esos eventos. Hasta 1994, fecha del 5° Congreso Nacional, que formó la primera dirigencia con un 30% de mujeres, nunca hubo más de dos mujeres en el Ejecutivo Nacional – menos del 10% del total de sus miembros –. Esto era un absurdo, si se tiene en cuenta la participación femenina en el mercado laboral, ya señalada, en la base de la CUT e incluso, en la militancia en los sindicatos y la Central misma, donde era expresa la presencia de mujeres. En cuanto a la sindicalización en general, los datos oficiales apuntaban en 1988 un 25,6% de mujeres dentro del total de trabajadores y trabajadoras sindicalizados en el país (IBGE/PNAD 1988), mientras apenas el 14,4% del total de dirigentes sindicales existentes en Brasil eran del sexo femenino (IBGE, Pesquisa Sindical 1989). Las discrepancias internas y externas como expresión de una realidad de exclusión y desigualdad en las relaciones de género fueron los argumentos básicos de la Comisión Nacional sobre la Mujer Trabajadora al presentar la demanda de la cuota, llamando a la necesidad de "avanzar hacia la construcción de una representatividad más amplia de la CUT, que contemple la diversidad de sujetos políticos que componen la base trabajadora, entre ellos las mujeres." (CUT/CNMT 1993, p. 23). [Todas las referencias a la propuesta de cuota de la Comisión Nacional de la Mujer Trabajadora constan en el documento ‘Participaçao das Mulheres nas Instancias de Direçao da CUT’ presentado a la Central, publicado en la revista ‘CUT – Espaço de Mulheres e de Homens’ – CUT/ CNMT, Abril 1993, p. 22, 23.]

La experiencia de la cuota en Brasil, no comenzó en el movimiento sindical. Más bien se inició en el Partido dos Trabalhadores (PT), el mayor partido de izquierda en el país, establecido en 1980, también como fruto de la lucha por la democracia. Las mujeres organizadas en el PT introdujeron el debate y las experiencias acumuladas en partidos políticos progresistas en países europeos. En 1991, el Primer Congreso del PT aprobaba la cuota mínima de 30% de mujeres en sus órganos de dirigencia, como resultado de un intenso debate que despertó enorme interés por parte de los miembros de la agremiación que ha tenido gran repercusión en el Partido mismo y fuera de él.

En la CUT, la discusión tardó dos años hasta tomar en definitiva la decisión favorable a la cuota en 1993, lo que se logró en la 6a. Plenaria Nacional de la Central. Fué un debate muy fuerte, que hizo que, por primera vez, todos los hombres y mujeres de la entidad volvieran sus

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Año

Total de
delegados/as

% de
mujeres

Dirección
Nacional (total)


Mujeres

Ejecutiva
Nacional (Total)


Mujeres




Efet.

Supl.

Efet.

Supl.

Efet.

Supl.

Efet.

Supl.

1983*
(Fundación)

5.054

77

66

08

08

7

15

0

01

1984*
(1º CONCUT)

5.260

78

74

05

07

14

03

01

0

1986**
(2º CONCUT)

5.564

24,00%

82

82

12

07

15

05

01

01

1988***
(3º CONCUT)

6.218

24,10%

83

41

05

09

15

05

01

0

1991***
(4º CONCUT)

1.546

18,37%

25

07

02

0

1994***
(5º CONCUT)

1.918

25,6%

25

7

8

1

Fuentes: CASTRO, M.Silvia Portella et alii. Retrato da CUT. Sao Paulo, CUT 1991, p.12; CUT – Resolucoes do 1° CONCUT 1984; Resolucoes do 2° CONCUT 1986 (con excepción del porcentaje de mujeres en el Congreso, datos de la CUT Estadual Sao Paulo); Resolucoes do 3°, 4°,5° CONCUTs (1988, 1991, 1994).7
7 [A partir del 4° Congreso Nacional (1991), la Dirección Nacional plena pasó a tener una composición variable según cada reunión (número y representantes de las instancias provinciales y entidades nacionales por ramas de actividad económica y servicios), prevaleciendo, entretanto, el porcentaje mínimo y máximo de cada sexo por reunión, a partir del año 94, cuando se implementó la cuota.]


ojos con seriedad hacia los temas de la participación sindical femenina y de las relaciones de género. Se lograron realizar discusiones en las provincias y los dirigentes fueron llamados a asumir posiciones públicamente; el tema tomaba vida y calentaba el quehacer cotidiano sindical. Muchas personas que acompañaron la discusión y que estuvieron presentes en los dos foros nacionales de toma de decisiones, donde el tema estaba en la agenda (1992 y 1993), afirmaron que la calidad del debate había sido muy alta y que pocas veces en la CUT se profundizaba una cuestión tal como se logró con la cuota.

Otra innovación derivada de este tema, fué la disolución de las votaciones en bloque por parte de las tendencias políticas que se constituyeron a lo largo de la trayectoria de la Central. En general, los delegados y delegadas a los congresos u otros foros de decisión, votaban en bloque la posición tomada en cada uno de los grupos políticos a los que pertenencen. Con dicha disolución, la "disciplina política" se deshizo, de modo que en cada grupo, con pocas excepciones, se expresaron vehementes posiciones favorables y contrarias que fueron llevadas al público.

Estaban en juego relaciones de poder en la CUT. El presidente de aquel entonces, Jair Meneguelli, defensor de la cuota desde el primer momento, lo ha dicho muy claro y públicamente: "la discusión de la cuota ha hecho explícito el predominio de dirigentes hombres en los espacios de poder en la CUT. Por eso, la dificultad es de aceptar una propuesta como esa: se trata de compartir con las mujeres ese poder." [Informe publicado en ‘Precisamos de representaçao real. Sim à quotal’, elaborando por la CNMT/CUT, junio de 1993.]

Es importante destacar que las sindicalistas de la Comisión Nacional de la Mujer Trabajadora nos habíamos preparado para ganar la propuesta. El desafio no era muy fácil a pesar del espacio previamente abierto por la decisión del PT, partido al cual están afiliados muchos/as sindicalistas de la CUT. El movimiento sindical, mismo, aun cuando renovado, mantiene estructuras muy jerarquizadas; es histórica y tradicionalmente de predominio y control masculinos;

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las mujeres siempre estuvieron en posiciones más bien marginales o excluídas. Si bien es cierto que la CUT nació progresista y abierta hacia nuevos temas, también lo es que la cultura machista tiene fuerza entre sus militantes. La confrontación con una propuesta de inserción de las mujeres no fué prevista por la mayoría de los dirigentes y militantes, incluso por muchas sindicalistas, hasta el punto que fue una demanda desagradable. Mientras existió la Comisión, la convivencia conflictiva entre ella y los comités directivos nacionales y de las provincias se fue administrando como parte de las tareas sindicales. Pero, cambios decisivos en el espacio protegido tradicionalmente para una mayoría masculina, eran percibidos como excesivos, incluso por muchos protagonistas del nuevo sindicalismo.

De tal manera que la Comisión Nacional organizó un taller, con el objetivo de trazar una estrategia que pudiera ampliar las posibilidades de formar una opinión favorable a la cuota. [En esa actividad se contaba con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert en Brasil.]
Así, se preparó un camino que incluía hablar con gente de influencia en la CUT y en los sindicatos; elaborar un listado de argumentaciones en favor y en contra de la cuota; profundizar conocimientos y entrenar a las propias sindicalistas de la Comisión en el debate de esos argumentos; preparar materiales educativos sobre la propuesta; divulgar el debate y las experiencias internacionales; divulgar las posiciones favorables de los/las dirigentes, identificar aliados y aliadas e involucrarlos en el proceso; organizar mesas de debate en diversas partes del país, con posiciones favorables y/o contrarias; delegar tareas a cada una de las integrantes, tanto de la Comisión Nacional, como de las provinciales, en sus sindicatos, provincias y junto al comité directivo nacional; hacer un cronograma de acciones hasta la fecha del foro nacional de decisión, que llevaría la discusión de la cuota, así como realizar una evaluación del proceso y trazar una estrategia para el momento mismo de la Plenaria Nacional.

La divulgación de la cuota fue hecha bajo la consigna "CUT, espacio de mujeres y de hombres", que expresaba el contenido de la propuesta. En los años 1992 y 1993, cuando se llevaron a cabo las plenarias nacionales, donde el tema estuvo presente, se hizo una fuerte movilización de los delegados y delegadas y la consigna "Sin la cuota" se estampaba en los panfletos y en adhesivos colocados en la ropa de quien estuviera de acuerdo con la reivindicación. A los materiales de propaganda producidos por la Comisión Nacional, se añadieron camisetas y adhesivos hechos por las Comisiones de Mujeres de las CUT de las provincias, expresando así la intensidad y el dinamismo de la discusión en el país. Para un dirigente contrario a la cuota "fue una victoria apenas de marketing, sin discusión", comentario que intentaba, sin éxito, descalificar un proceso de dos años de intenso debate.

Planeamos nuestra acción para hacerla eficaz. Buscábamos aprobar la cuota y, al mismo tiempo, ampliar y profundizar las reflexiones sobre el tema de las relaciones de género y de la desigualdad; cualificar la lucha haciendo de ella un canal para mejorar el sindicalismo; romper prejuicios, contribuir a la construcción de nuevos valores y nuevas ideas sobre las relaciones sociales, particularmente las de género, y sobre el rol de los sindicatos hacia las mujeres. En ese sentido, la experiencia ha mostrado que el tema tiene un profundo poder de movilización. Despierta sentimientos y emociones que se mezclan positivamente en la política y provocan reflexiones que van más allá de vivencias en el espacio de la práctica sindical strictu sensu. En cierto modo, se ha vivido en el universo de los sindicalistas de la CUT, hombres y mujeres, un momento privilegiado para la explicitación de los prejuicios y rencores, y del miedo al cambio y, con mayor intensidad, de deseos de ese cambio y del coraje necesario para realizarlo.

El hecho de que la cuota fuera aprobada quiere decir que se reconació la existencia de la desigualdad entre hombres y mujeres y la decisión de hacer algo para superarla; este es el mejor ejemplo de que ha prevalecido la voluntad de cambiar lo establecido.

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Los argumentos favorables y contrarios a la cuota

La defensa de la cuota por la Comisión Nacional de la Mujer Trabajadora tuvo como base la realidad de la participación o exclusión de las mujeres. La urgencia de actuar sobre esta situación debía ser un compromiso de la CUT que, basada ella misma en principios de democracia e igualdad, necesitaba "adoptar medidas enérgicas que lleven a la superación de todas las formas internas de discriminación" (CUT/ CNMT 1993, p. 23). La cuota contribuiría a hacer más rápido ese proceso, acelerando la construcción de la igualdad.

Los argumentos contra la cuota fueron básicamente los siguientes [Sobre los argumentos presentes en el debate de la cuota vease también el artículo de SOARES, Vera – "As trabalhadoras, os sindicatos e a CUT: incluir as mulheres nas direcoes". CUT/CNMT – CUT – espaco de mulheres e de homens . Sao Paulo, CNMT/CUT, abril 1993, p. 17-21.]:

  • es una medida administrativa, burocrática y estadística

  • no garantiza la presencia de mujeres comprometidas con la lucha de las mujeres

  • no soluciona el problema de la participación femenina

  • es una medida paternalista, no es una conquista, sino una dádiva

  • no hay mujeres suficientes en condiciones de asumir la dirigencia

  • la medida hiere la democracia de las elecciones sindicales: se impone una participación que no sería necesariamente elegida; favorece un segmento, un grupo

  • significa la búsqueda del poder por el poder. Las mujeres participan en el sindicalismo y tienen ya su presencia y actuación reconocida

  • no se avala a las mujeres por su capacidad política, se las incluye sólamente por obligación

  • la cuota es una propuesta que sólamente desean las feministas de la CUT. Las mujeres de la base no están preocupadas por ello

  • es la transferencia de una iniciativa del Primer Mundo que nada tiene que ver con nuestra cultura.

Finalmente, retornó el argumento de la clase como concepto único y suficiente para agotar la heterogeneidad de los trabajadores y trabajadoras, el cual ya se creía superado:

  • la CUT ya representa la clase, no hay que hacer divisiones. La cuota insiste en la fragmentación, no en la unidad.

El argumento referido a la capacidad política de las mujeres, es decir, de que la cuota oculta el reconocimiento de la calidad de las militantes, fue muy utilizado por mujeres dirigentes que daban el ejemplo de sí mismas para confirmar que en el movimiento sindical se valoriza debidamente a las sindicalistas por su capacidad de actuación. Ese reconocimiento haría sus mandatos más legítimos que el hecho de ser estimulados por la cuota. Muchas mujeres que estaban contra la propuesta temían su identificación como "dirigentes de la cuota" y no como "valerosas dirigentes", con la consecuente desvalorización de su rol.

Como contra-argumentación, insistíase en que:

  • la cuota es una medida política que interfere en los espacios de toma de decisiones, alterándolos

  • es una conquista de las mujeres y de su lucha por ubicarse en los sindicatos como sujeto activo. Es una forma de superación de una dinámica de exclusión considerada natural

  • es coherente con los principios de democracia e igualdad que orientan la Central desde su creación y que deben ser válidos también para las relaciones de género

  • es una medida de impacto, con la cual se reconoce que nada va pasar si se permanece esperando los cambios culturales "naturales"; hay que provocar cambios culturales

  • la cuota no es un espacio reservado para las mujeres conscientes de la cuestión de género, pero puede impulsar su conciencia, así como ampliar el potencial de intervención de las mujeres en general en la toma de decisiones

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  • amplía también la posibilidad de que, tanto temas de interés de las mujeres como el punto de vista de género, aparezcan en el debate y decisiones de los comités ejecutivos

  • la cuota crea una nueva posibilidad de acceso de las mujeres a los espacios de toma de decisiones. Hay muchas militantes capaces que nunca han integrado comités directivos.

Finalmente, surgieron dos argumentos que cuestionaban la cuota más bien como atrasada y no como avanzada en relación con los intereses de las mujeres. Se ponderaba la paridad como medida más justa de igualdad, y el 30% como mínimo de mujeres, era una demanda muy modesta frente a la real participación femenina. Y se argumentaba que la cuota sería, de hecho, una propuesta que legitimarlá los espacios de poder masculinos al reivindicar simplemente un mayor número de mujeres en un ámbito conformado por prácticas, ideas y actitudes predominantemente masculinas. La cuota no tocaba, así, el fondo del problema: las estructuras del poder.

Entretanto, la realidad ponía algunas fronteras a los deseos de cambios más radicales. La opción de las sindicalistas de la Comisión Nacional, era por posibles: lograr ampliar de hecho la presencia de las mujeres en los órganos de toma de decisiones; la reivindicación de una mitad de mujeres en el comité ejecutivo no era alcanzable en el momento. Tampoco se podría pelear por otra estructura, idealizada, abstracta. Se intentaba cambiar, en lo posible, lo que había en la CUT – las instancias directivas con su predominio de hombres – y, a la larga, se esperaba que ese proceso generara nuevos cambios. Así, esos dos cuestionamientos, en aparencia más avanzados, terminaban por dejar las cosas como estaban. La cuota de un 30% mínimo de mujeres era más poderosa y factible en la realidad vivida en la CUT.

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En busca de la igualdad: la cuota es aprobada

Así, la propuesta formulada por la Comisión Nacional de la Mujer Trabajadora preveía un mínimo de 30% de mujeres en los comités directivos de la CUT en los niveles nacional, provincial y regional. Recomendaba a los sindicatos que compusieran sus comités directivos respetando como mínimo, el porcentaje de mujeres trabajadoras sindicalizadas en la base representada por la entidad. Así se presentó en la 5a. Plenaria Nacional de la CUT, en el año 1992, cuando se hizo un largo debate, pero se deliberó postergar la decisión para la Plenaria del año siguiente. En el transcurso del año entre los dos foros, la Comisión Nacional se decidió por una nueva formulación que llegó a la 6a. Plenaria Nacional, en agosto de 1993. Fue entonces aprobada la adopción de un porcentaje mínimo de 30% y un máximo de 70% de cada sexo en las instancias directivas de la Central "como medida inicial para construir relaciones políticas igualitarias." [CENTRAL ÚNICA DOS TRABALHADORES – Resumo das Resolucoes da Plenária . Sao Paulo, CUT 1993, agosto (documento no publicado). Las Plenarias Nacionales de la CUT son foros anuales de deliberación, intermedios entre dos congresos, los cuales ocurren cada tres años. Cuentan con delegados y delegadas de todo el país, elegidos en sus provincias y en las entidades nacionales por rama de actividad económica y servicios (federaciones, confederaciones). Ellas tienen poder de deliberación sobre cuestiones remitidas por los congresos o que hayan surgido posterior mente a un congreso y exijan posicionamiento de la Central. El 4° Congreso Nacional de la CUT, en el año 1991, aceptó la demanda de la Comisión Nacional de introducir el tema de la cuota en la Central y remitió la decisión al respecto para la siguiente Plenaria Nacional en 1992, que a su vez, la postergó para un año más tarde. En 1994, en el 5° Congreso Nacional, que elegió un nuevo Comité Ejecutivo, se ha implementado la cuota.]
El cambio en la manera de presentar la cuota fue una opción tentativa de hacerla más aceptable, al llamar la atención sobre la necesidad de que no haya subrepresentación de ningún sexo. Se puede hacer un debate largo sobre el trasfondo de las dos formulaciones, pero no cabe en el espacio del presente texto.

En agosto de 1997 se realizó el 6° Congreso Nacional de la CUT, que contó con un 27% de mujeres en el total de delegados y elegió el segundo Comité Ejecutivo de la Central con un 30% de participación femenina. Previamente al congreso, las CUT provinciales llevaron a cabo los congresos locales y eligieron nuevamente sus comités dirigentes con el criterio de la cuota.

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La cuota se amplia en Brasil

A las experiencias sindical y partidaria con la cuota se añadió el impacto de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por la ONU en Beijing, China, en 1995. De allí salieron recomendaciones sobre la urgencia de ampliar la presencia femenina en los espacios de poder. Volviendo de la Conferencia, diputadas federales de Brasil abrieron el debate en el Parlamento Nacional y lograron aprobar que, en las elecciones municipales de 1996, todos los partidos tuvieran que incluir por lo menos un 20% de mujeres entre sus candidatos. Aprobada la ley, se ha desarrollado una intensa campaña de estímulo a las candidaturas femeninas con la consigna "Mujeres sin miedo al poder", con el apoyo del movimiento de mujeres, centrales sindicales, ONG etc. Concretamente, el resultado fue que el número de mujeres consejales municipales se duplicó a nivel nacional en comparación con la campaña electoral anterior.

A partir de esta experiencia, en 1997 se logró aprobar en el Parlamento Nacional, como medida válida para las elecciones parlamentarias a todos los niveles, que los partidos políticos se obliguen a presentar un mínimo de 25% de mujeres candidatas en las elecciones de 1998 (para el parlamento federal y de las provincias) y un mínimo de 30% a partir del año 2000 (cuando habrán otra vez elecciones municipales).

En el movimiento sindical también se extiende la adopción de la cuota. El día 8 de Marzo de 1997, en los festejos conjuntos del Día Internacional de la Mujer promovidos por las tres centrales sindicales brasileras, el presidente de la CGT – Confederación General de Trabajadores – anunció públicamente la introducción de la medida en la Central. Y, según relato de la sindicalista Nair Goulart, Secretaria de la Mujer, Niños y Adolescentes de Força Sindical, la segunda central en Brasil, creada en 1991, el congreso sindical de agosto último ha aprobado la cuota mínima de un 20% de mujeres en todos los niveles directivos de la entidad elegidos en este año, y un 30% a partir del año 2000. Según la dirigente, las sindicalistas de Força Sindical buscan en la experiencia de la CUT el soporte para su propio proceso, adoptando estrategias, argumentaciones y materiales basados en aquellos producidos algunos años antes por las mujeres de la CUT, que han abierto ese camino en el sindicalismo brasilero y latinoamericano. [Relato presentado en el Seminário "Género y acción sindical", organizado por la Fundación Friedrich Ebert, en 20-21 de otubre, en Bonn, Alemania.]

Es importante señalar que en todos los casos en que la cuota se incluyó en la agenda – desde el Primer Congreso del Partido dos Trabalhadores, en el año 1991, la repercusión en la prensa fue notoria, revelando el impacto que traen las demandas polémicas formuladas por las mujeres. El tema repercute socialmente, provocando la manifestación de opiniones favorables y contrarias y llama la atención sobre la marginación de las mujeres en todos los ámbitos de la política y en las relaciones de género, contribuyendo a hacer más conocidas las luchas de las mujeres por la igualdad.

Asi, en los últimos siete años, se han logrado en Brasil cambios importantes en cuanto a la búsqueda de eliminar la marginación de las mujeres en espacios de toma de decisiones y de poder. No se la ha eliminado, por supuesto, pero se han hecho y se siguen haciendo intentos osados, cuyos resultados son muy significativos, en lo concreto y en lo simbólico.

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La cuota es parte de una estrategia más amplia

La cuota es una, entre muchas, medida de acción afirmativa o positiva que se puede adoptar para alterar las relaciones entre hombres y mujeres en las instituciones. Las acciones afirmativas "son una estrategia de política social dedicada a lograr la igualdad entre hombres y mujeres en las diferentes instancias: en el mercado de trabajo, en la política etc." (Cappellin 1996, p. 13). Son ampliamente conocidas y difundidas en los Estados Unidos y en Europa, pero sólamente en los años 90 se inició un debate más profundo sobre ellas en América Latina. Al formular su propuesta de la cuota mínima de mujeres, la Comisión Nacional de la Mujer Trabajadora de la CUT tenía claro el contexto más extenso, en el que ella se inserta:

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"El establecimiento de una cuota mínima de participación de las mujeres en las dirigencias sindicales … insértese en el proceso denominado, "acciones afirmativas", conocidas y adoptadas en entidades sindicales y políticas de varios países, que constituyen una política de medidas concretas introducidas para reducir las desigualdades entre hombres y mujeres, llevando así a un cambio real de tales situaciones en un espacio determinado. … La cuota no es una propuesta aislada. Es parte de un conjunto de medidas que, sumadas, contribuirán a alterar significativa y positivamente la dinámica de las relaciones sindicales en el interior de la CUT, una vez que viabilizarán una presencia mayor y más efectiva de las trabajadoras en el quehacer cotidiano sindical." (CUT/CNMT 1993, p. 23)

La cuota es hasta ahora la medida más radical y de impacto entre las llevadas a cabo en la CUT. Existen otras dos anteriores que se destacan:

Una, la incorporación del tema de las relaciones de género como uno de los temas de la política nacional de formación sindical. Esto ha significado la formulación e implementación de un programa propio, que contenga un conjunto de actividades regulares, dirigidas tanto a mujeres como a hombres y mujeres, y organizadas por la Secretaría Nacional de Formación, en conjunto con la Comisión Nacional de la Mujer Trabajadora; y el intento – que no resulta muy fácil todavía – de hacer de las relaciones de género un tema que cruce los diferentes tópicos que se traten en la política de formación sindical.

La otra medida es la obligatoriedad de contar con guarderías en los eventos sindicales, lo que poco a poco se generaliza y se transforma en uno de los ítems que forman parte de la preparación de los eventos.

La cuota no debe tomárse como el fin del camino. Al contrario, es un nuevo comienzo, tan desafiante como iniciar la organización de mujeres en el espacio sindical. Se requieren muchas exigencias para que la adopción de la cuota se consolide. Entre ellas, apoyar a las mujeres que entran en las dirigencias; alentar la discusión entre hombres y mujeres sobre las dificultades de participación femenina y las formas de superarlas; mantener vigente el tema de la presencia femenina; buscar maneras de atraer a las mujeres para asumir esos nuevos roles; seguir luchando intensamente para cambiar las estructuras y formas de funcionamiento de aquellos sindicatos y centrales que ponen trabas a la participación plena de las mujeres; vincular a esa discusión la de los roles sociales adjudicados a hombres y mujeres en relación con la familia y la división del trabajo por sexos en todos los ámbitos.

Por tanto, el papel de las instancias de organización de mujeres en las centrales sindicales y sindicatos individuales es fundamental. Estas deben ser fortalecidas, ya que son la base para mantener y ampliar la conquista de la cuota y para proceder a impulsar los cambios estructurales que pueden hacer a los sindicatos más atractivos para las mujeres y el sindicalismo, un espacio realmente de mujeres y de hombres.

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Bibliografia

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Cappellin, Paola – "Silenciosas e combativas: as contribuicoes das mulheres na estrutura sindical no Nordeste 1976/1986". In: Costa, A.O. e Bruschini, C. (orgs.) – Rebeldia e submissao: estudos sobre condicao feminina. Sao Paulo, Vértice/Fundacao Carlos Chagas.

Central única dos Trabalhadores/Comissao nacional sobre a mulher trabalhadora – CUT – espaco de mulheres e homens. Sao Paulo, CNMT/CUT, abril de 1993.

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Fundacao Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística – Pesquisa Nacional por Amostragem de Domicílio 1988; e Pesquisa Sindical 1989.

Githay, Leda et alii – Operárias: sindicalizacao e reivindicacoes (1970-1980). Revista de Cultura e Política, 8. Sao Paulo, junio, p. 90-116.

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Souza-Lobo, Elisabeth – A classe operária tem dois sexos. Trabalho, dominacao e resistência. Sao Paulo, Brasiliense/SMC, 1991.


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