FES HOME MAIL SEARCH HELP NEW
[DIGITALE BIBLIOTHEK DER FES]
TITELINFO / UEBERSICHT



TEILDOKUMENT:


[page-number of print ed.: 7]

Helena Hirata
GEDISST-CNRS *
Perspectiva Internacional sobre las Relaciones Laborales y de Género


* [Grupo de Estudios sobre la División Social y Sexual del Trabajo, Centre National de la Recherche Scientifique (Centro Nacional de Investigación Científica), Francia.]

La globalización se asocia con fenómenos como la interdependencia progresiva entre los mercados nacionales, el aumento del comercio internacional, el avance de la tecnología de la información, la creación de mercados regionales y con una nueva lógica de expansión de las multinacionales, entre otros factores; y con el crecimiento, en los diversos países, de las privatizaciones y la subcontratación.

Los cambios económicos y la intensificación de los intercambios internacionales aumentan el empleo de las mujeres, tanto dentro del sector formal de la economía como dentro del informal y de los servicios; sin embargo, este aumento se da en puestos de trabajo precarios y vulnerables como se ha manifestado en Asia, en Europa y en América Latina.

En este contexto, los salarios están sufriendo un proceso de degradación notable en todos los países, aún en los que han firmado las convenciones de la OIT que la prohiben; ha aumentado el desempleo y éste, afecta más a las mujeres que a los hombres; ha crecido notoriamente el empleo en actividades informales en los países del sur y el empleo de tiempo parcial al amparo de los Estados, en los países del norte, pero en ambos casos, los trabajos son precarios, mal pagos y sin posibilidades de promoción.

Se está viviendo pues, la constitución de un mercado laboral flexible en el que las mujeres ocupan una posición estratégica por su incorporación al mundo salarial y a la informalidad, pero tanto para los hombres como para las mujeres, se están desmejorando las condiciones de estabilidad de sus trabajos.

Es importantísimo que se tomen medidas alternativas que contrarresten la vulnerabilidad en la que se halla actualmente el empleo femenino. Por ejemplo, es necesario, emprender el estudio de las actuales relaciones sociales entre los géneros para poder dar bases para la estructuración de políticas sindicales; deben desarrollarse acciones solidarias entre trabajadores de empresas clientes y trabajadores subcontratados; y analizar las actuales relaciones de fuerza para aclarar los temas relacionados con el trabajo femenino.

[page-number of print ed.: 8]

Page Top

Dr. Gisela Notz
"Género en el Trabajo Sindical"
Globalización o la Feminización del Trabajo


La política económica mundial denominada "globalización" ha internacionalizado la economía de mercado en unas dimensiones tales, que en el mundo entero puede ya hablarse de un desmejoramiento general de las condiciones laborales y de vida de la clase trabajadora, debido sobre todo al desarrollo de la subcontratación de diversos pasos de la producción hacia pequeñas y medianas empresas nacionales y extranjeras, con lo cual, las trasnacionales obtienen mano de obra barata y aumentan así su margen de ganancias.

Entre las consecuencias más notables de esta forma de organización de la producción en los distintos países, se observan: (a) el debilitamiento de las organizaciones sindicales; (b) el aumento de la competencia entre trabajadores y trabajadoras, entre viejos y jóvenes, entre nacionales e inmigrantes; (c) cierres totales y parciales de empresas con el consiguiente despido de miles de trabajadores; (d) bajas en las exportaciones y limitaciones en la capacidad de competencia internacional; (e) destrucción de la naturaleza; y (f) devaluación del trabajo calificado.

Esta estrategia económica mundial genera nuevas exigencias a las organizaciones sindicales en la medida en que las mujeres trabajadoras son un mercado fácil para su creciente oferta de trabajo. Debido a que hacen labores relativamente fáciles con salarios bajos, a que están desorganizadas, a que prefieren trabajos a domicilio y a que poseen características propicias para la explotación, como son el tener que cuidar de sus hijos, mantener una familia o interrumpir sus labores a causa de los embarazos, las mujeres se han colocado en puestos con condiciones muy precarias y sin servicios sociales ni seguridad. Tan marcada es esta tendencia, que la Organización de las Naciones Unidas ya habla de ella como del fenómeno de "feminización del empleo" en el contexto de la globalización.

El aparato empresarial del mundo ha generado así muchos más trabajadores y trabajadoras explotados intensamente y sometidos a una implacable competencia entre sí, que muchas veces se ven abocados a trabajar tiempos parciales, empeorando así las condiciones laborales de la población económicamente activa.

Se requieren, pues, compromisos efectivos en todo el mundo para lograr reducir los horarios de trabajo, para distribuir equitativamente los puestos remunerados entre hombres y mujeres, para obtener igualdad de derechos y para que se dé el reparto de la riqueza de las regiones ricas en favor de las menos privilegiadas.

[page-number of print ed.: 9]

Page Top

HomeNet –
Organización de las Trabajadoras a Domicilio


La HomeNet es una red creada en 1994 que organiza a los trabajadores del sector informal y a los trabajadores a domicilio por cuenta propia o contratados en todo el mundo.

Se ha ocupado especialmente de la protección de los derechos de las mujeres trabajadoras porque éstas son mayoría entre quienes realizan labores en su propia casa para aumentar o asegurar unos ingresos.

Ha hecho importantes trabajos de organización en casos como el de vendedores ambulantes en el África del Sur y los de trabajadores a domicilio de Tailandia, del Japón, de la India, de Manila, de la Gran Bretaña, de Portugal, de Australia.

Su principal preocupación es la desprotección en la que se hallan millones de trabajadores del sector informal en todo el mundo, entre ellos la mayoría mujeres, por pertenecer a un sector de la economía que no se reconoce como tal ni por parte de los empresarios y dueños de los medios de producción, ni por los Estados, con lo cual, está completamente desprotegido y marginado de cualquier mínimo beneficio del que pueden disfrutar comúnmente otros sectores laborales.

Este es un problema que se ha agravado mucho en la última década, dado el inusitado crecimiento de esta masa de trabajadores a domicilio e informales como consecuencia del desmejoramiento de las condiciones de vida en muchos países y del afán de las empresas por conseguir trabajo barato sin vinculación formal. Estos, reciben salarios muy inferiores a los mínimos legales en cada país, carecen de protección legal, no tienen representación sindical y están al margen de la seguridad social y de los servicios.

La HomeNet cuenta con organizaciones como la SEWA (Self Employed Women's Association) en la India, la SEWU (Self Employed Women's Union) en África del Sur, la red nacional de Tailandia, entre otras, las cuales han realizado importantes avances en cuanto a la protección y apoyo de los trabajadores informales y a domicilio, que han servido de base para el desarrollo de iniciativas similares en otras ciudades y países.

[page-number of print ed.: 10]

Page Top

Dr. Barbara Stiegler
Trabajo Sindical con Perspectiva de Género:
la Política Salarial


Actualmente la discriminación salarial afecta especialmente a las mujeres de todo el mundo. En la Conferencia Federal de Mujeres de la Confederación Alemana, se ha organizado una campaña para revalorizar el trabajo femenino y para obtener una política salarial con igualdad de oportunidades.

El asunto de los salarios de las mujeres históricamente se ha soslayado y aún hoy, las normas legales en contra de la discriminación salarial en general, no tienen ningún efecto en relación con el establecimiento en los sindicatos, de políticas claras en cuanto a los montos salariales.

El hecho de que las remuneraciones de los hombres continúen hoy siendo por lo menos una y media veces mayores que las de las mujeres, refleja el desbalance de poder existente entre los afiliados y las afiliadas a los sindicatos y entre sindicalistas y empresarios. En el caso de las mujeres, el interés principal es que se reduzcan las diferencias abismales existentes entre los grupos de salarios altos y bajos.

Los reglamentos de políticas en cuanto a categorías de salarios no tienen realmente en cuenta el trabajo de carácter privado y el trabajo no remunerado; estos dos aspectos deben ser explícitamente tratados en las discusiones al respecto.

También, deben establecerse estructuras solidarias de remuneración, de manera que el salario básico de los grupos que tienen los menores montos salariales sea suficiente para cubrir las necesidades básicas de cualquier persona.

Las reformas necesarias para lograr unos niveles salariales más justos pueden ser viables con el reconocimiento de las capacidades y conocimientos invertidos en la preparación del trabajador, pero los rangos de valoración para hombres y mujeres deben cambiar.

Generalmente las mejoras en los niveles salariales inferiores tienen el efecto de restablecer rápidamente la distancia con los niveles superiores, ya sea porque se amplían los rangos de las categorías o porque se aumentan las de los hombres. De esto se deduce, que hace falta una verdadera voluntad política para lograr la igualdad de salarios de hombres y de mujeres.

Las peticiones de aumentos en las categorías salariales que pretendan lograr igualdad entre los géneros no pueden dirigir sus metas a exigir mejoras en grupos donde hay mayoría de hombres y deben reclamar igualdad en las diferentes ramas de la producción.

La cuestión de la discriminación salarial de las mujeres se ha discutido en muchas agendas de organizaciones sindicales, pero aún está lejos de mirarse como una cuestión más integral de discriminación de la mujer; este enfoque debe impulsarse y tratarse como un asunto central de las agendas para que reciba el tratamiento que le corresponde.

[page-number of print ed.: 11]

Page Top

Maria Berenice Godinho Delgado
Acciones Afirmativas en el Movimiento Sindical –
la Experiencia de la Cuota en la Central Unica de los Trabajadores – CUT – Brasil


La Central Única de los Trabajadores del Brasil, creada en 1983, es actualmente la más representativa organización sindical del país y cuenta hoy con 2.570 entidades y con más de seis millones de trabajadores afiliados en todo el territorio nacional.

La organización de las mujeres trabajadoras se ha desarrollado paralelamente con la Central, y en 1986 creó en su seno la Comisión Nacional de la Mujer Trabajadora, una de las organizaciones sindicales de mujeres más permanentes en América Latina, que surgió con la orientación progresista y de clara oposición a los poderes del Estado y empresarial del nuevo sindicalismo brasilero.

Esta Comisión es la responsable de haber desarrollado por primera vez el debate sobre la representación de las mujeres en las instancias directivas de la CUT (llamado "el debate de la cuota"), inspirada en las discusiones y experiencias de las mujeres afiliadas al Partido dos Trabalhadores, donde ya contaban con una cuota mínima de representación de un 30%. Tal tema fue llevado ante las directivas de la Central, en el segundo Encuentro Nacional de la Mujer Trabajadora en 1991.

En 1993, en la sexta Plenaria Nacional de la Central, se aprobó la cuota tras un arduo e importante debate que tuvo otras consecuencias trascendentales en relación con la participación sindical femenina y las relaciones de género, temas que tuvieron un tratamiento sin precedentes en cuanto a la seriedad, la profundidad y la extensión con los que se discutieron.

El debate y la aprobación de la cuota, implicaron una preparación muy completa de las trabajadoras, quienes durante dos años afinaron argumentos discutiendo con personas influyentes en la CUT y con diferentes sindicatos, haciendo mesas de debate en distintas partes del país, preparando material didáctico para mostrar la propuesta sobre la cuota y divulgando ampliamente sus posiciones y las de las directivas de la CUT, entre los afiliados de las diferentes provincias.

La cuota de representación de las mujeres en las directivas de la CUT se aprobó con porcentajes, mínimo de 30% y máximo de 70% de cada sexo, "como medida inicial para construir relaciones políticas igualitarias", según consta en los resúmenes de las Plenarias de la organización.

Esta medida ha tenido repercusiones muy importantes en la vida política y social del Brasil: ahora, los partidos políticos deben presentar un mínimo de 25% de mujeres candidatas en las elecciones de 1998 y un mínimo de 30% a partir del año 2000; en varios sindicatos se han introducido reformas en el mismo sentido y, en general, se han abierto mejores opciones de participación femenina en instancias reales de decisión y poder.

[page-number of print ed.: 12 = blank page]


© Friedrich Ebert Stiftung | technical support | net edition fes-library | November 2001

Previous Page TOC Next Page