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TENDENCIAS INDUSTRIALES EN EL MERCOSUR Y LA CRISIS ACUTUAL.
APUNTES HACIA UNA PERSPECTIVA DE LOS TRABAJADORES

Econ. Gustavo Bittencourt


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3. La crisis actual y las perspectivas (algunos elementos para ordenar un tablero complejo)


3.1 ¿Qué puede esperarse como impactos sobre la producción industrial a partir de la devaluación en Brasil?

La teoría macroeconómica convencional indicaría que la devaluación actúa modificando los precios relativos, lo que implica una corrección del sesgo antiexportador a la vez que una cobertura para la producción que compite con importaciones, por la vía de elevar los precios en moneda nacional de estas últimas, siempre que no induzca un proceso inflacionario que licúe las variaciones de precios buscadas. Sin embargo, aún sin fuertes impactos inflacionarios (como parece ser el caso) estos efectos pueden no ser inmediatos y su magnitud depende de la elasticidad-precio de cuatro factores: de la demanda externa y de la oferta de exportaciones (los que afectan volumen y precio), así como de la oferta de las ramas sustitutivas de importaciones y de la demanda de importaciones. Como estas elasticidades son mayores en largo que en corto plazo (lo que refleja un período de ajuste de ambos lados del mercado) el impacto inmediato es sobre precios y rentabilidades más que sobre volúmenes. O sea, en el corto plazo aumenta el valor de las exportaciones y de las importaciones medidos en moneda nacional, con el pasaje del tiempo se van ajustando también los volúmenes, y es por esta vía el aumento del nivel de actividad esperado tanto en los sectores exportadores como en los sustituidores de importaciones.

A su vez, tanto la demanda como la oferta de bienes manufacturados (dentro de ellos en menor grado los bienes intermedios) resultan más elásticas que las de los bienes primarios, lo que implica que puede esperarse un mayor efecto de la devaluación sobre las actividades económicas asociado a la cantidad de valor agregado local que éstas contengan y al grado de diferenciación de sus productos. Por lo tanto, la devaluación tenderá a afectar menos a la producción de bienes cercanos a la base primaria o con bajo contenido en trabajo (como los alimentos de escaso procesamiento industrial o los bienes intermedios) y más a la producción de otras manufacturas intensivas en trabajo, sea este calificado o no calificado y/o con productos más

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diferenciados (varias ramas dentro de los grupos "tradicionales" como vestimenta, calzado y alimentos procesados; química fina y las ramas de producción de bienes duraderos de consumo). Los eventuales efectos positivos sobre la capacidad competitiva de estas ramas en Brasil fomentan sus exportaciones y alientan la competitividad local frente a las importaciones, lo que las trasforma en eventuales efectos negativos sobre la capacidad competitiva de estas ramas en Argentina y Uruguay, especialmente si se toma en cuenta que varias de ellas se han volcado con fuerza al mercado brasileño en esta década.

Este razonamiento es el paralelo de la reducción de los salarios en dólares, lo que simultáneamente puede implicar reducción de los salarios reales cuanto más pequeña y abierta sea la economía en cuestión. Si bien esta discusión parece clave en relación con la forma en que los trabajadores participan de una eventual reactivación económica producida (por lo menos en parte) por la devaluación, y puede estar determinando posicionamientos diferentes de las centrales sindicales de los países de la región, requiere de una reflexión más extensa de la que es posible ubicar en este documento.


3.2 Algunos datos relevantes de la coyuntura

La situación actual suma un contexto recesivo a los cambios de precios relativos. En el primer semestre de 1999 el PBI en Brasil habría caído en más de 1.5%, y los resultados de la devaluación sobre los saldos de la cuenta comercial todavía no aparecen, en la medida que disminuyó el valor de las exportaciones respecto a igual período del año anterior. Sin embargo, estarían apareciendo algunos signos de recuperación de la actividad industrial. Los últimos datos a abril de 1999 estarían indicando una muy leve recuperación del nivel de empleo en la industria de Brasil (o por lo menos, un posible quiebre en la tendencia a la expulsión de trabajo), lo que de todas formas estaría ubicando este nivel en un 7% inferior a igual período del año pasado. La conducción económica del gobierno brasileño mejoró la previsión de desempeño del PBI para 1999, desde una caída estimada previamente de 4% a una más leve, de un 1%, en función de una reactivación esperada para el segundo semestre [ E. Amadeo, Secretario de Política Económica y P. Malan, Ministro de Economía , O Estado de S. Paulo, 16/06/99 y 14/06/99.] .

El PBI en Argentina cayó 3% en el primer trimestre de 1999 respecto al mismo período del año anterior, mientras que la IBF cayó casi un 12% y el consumo privado un 3%. El Ministro de Economía R. Fernández señaló que el desempeño se empeora en el segundo trimestre, pronosticando una caída del PBI de 1.5% para este año. Estimaciones de empresas privadas pronostican una caída de entre 2 y 3 %, según el momento en que se inicie la reactivación, pero las fuentes que puedan originar dicha reactivación no son especificadas. Según las últimas estimaciones oficiales la tasa de desempleo estaba alcanzando en mayo un 14%, lo que implica un aumento desde un 12% estimado en octubre de 1998, además de un quiebre de la tendencia descendente de dicha tasa desde 1996. La industria (especialmente las ramas

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automotriz, metalúrgica y textil) y la construcción son los sectores económicos que lideran la expulsión de trabajo [ Clarín Económico, varios ejemplares. El 16 de junio, indagado acerca del agotamiento del fondo de desempleo y las formas de alimentarlo con nuevo recursos, el Ministro de Economía responde: "Si se hace algo en ese frente, entonces tendríamos que reasignar partidas de otro lugar. Pero no tenemos manera de asignar fondos de otro lado."] .

La producción industrial en los primeros 5 meses del año se ubica en casi un 10% por debajo de igual período del año anterior: se produce casi un 50% en la industria automotriz, con caídas de 18% y de 8% en acero y aluminio. Existen expectativas oficiales de que la producción se recupere en los próximos meses en función de un buen desempeño de la industria de alimentos y los efectos del plan canje sobre el sector automotor, que estaría ya impactando positivamente la demanda interna. Las exportaciones, por su parte, cayeron un 13% en el primer cuatrimestre.

En Uruguay, el PBI sufrió una retracción de 1% respecto al primer trimestre de 1998, y fuentes oficiales estiman que la contracción del nivel de actividad se mantuvo en el segundo trimestre. El sector industrial, en la retracción más aguda de la década, lideró esa caída con un 7% respecto a similar período del año anterior. Según cifras oficiales, la mayor retracción se verifica en la rama textil-vestimenta (casi un 30%) por caída en sus ventas externas. El impacto de la contracción en el nivel de exportaciones de alimentos sobre la actividad de estas ramas es otro factor relevante en la descomposición de la caída del conjunto industrial, seguida de la pérdida de competitividad de los productos químicos en el mercado local y de la reducción de las exportaciones de la rama automotriz. La construcción presenta una fuerte recuperación, apoyada en la inversión pública. La contracción del empleo industrial en el primer trimestre alcanza a casi el 9%, liderado por la salida de trabajadores de la industrial textil (un 19%), seguido por las industrias de cerámicas, vidrio y cemento, en las que el personal cayó un 15% respecto al primer trimestre de 1998. Alimentos, bebidas y tabaco, división responsable de casi el 40% de la ocupación industrial, redujo el personal ocupado en un 6%.


3.3 Perspectivas e impactos de la corrección cambiaria en Brasil sobre los déficits identificados

La situación actual presenta entonces dos componentes que es conveniente analizar por separado: la recesión o reducción en el nivel de actividad real y el fuerte cambio en los precios relativos [ Téngase presente que una devaluación real del orden del 30% (resultante, por ejemplo de una devaluación nominal del 40% y un aumento de los precios internos del 10%, en un contexto de inflación internacional nula, cifras no muy lejanas a las que pueden ocurrir) equivale por si misma a los máximos niveles del Arancel Externo Común previsto, lo que implica que por esta acción quedan licuadas en gran medida las preferencias y niveles de protección comunes que se vienen negociando en varios años.] . Aún si se superara la recesión y la economía brasileña recuperara el ritmo de crecimiento rápidamente (el que de todas maneras, en las previsiones más optimistas no sería muy intenso), permanece la segunda cuestión, afectando seriamente la reactivación industrial en los dos países socios, en especial para aquellos

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bienes cuya demanda no dependa tanto del nivel de ingreso como de los precios.

El gobierno brasileño revisó hacia arriba la previsión de desempeño del PBI para 1999, desde una caída estimada previamente de 4% a una más leve, de un 1%, en función de una reactivación esperada para el segundo semestre [ E. Amadeo, Secretario de Política Económica y P. Malan, Ministro de Economía , O Estado de S. Paulo, 16/06/99 y 14/06/99.] . Espera a su vez, recuperar la senda de crecimiento con un objetivo de un 4% anual (que además coincide con la expectativa de expansión para el año 2000), moderado pero persistente en el tiempo.

Se indica como señal positiva la continuidad del ingreso de IED, que estaría alcanzando los 10.000 millones de dólares en el primer cuatrimestre, lo que estaría aumentando los ya elevados flujos recibidos en el año anterior [ P. Malan en O Estado.... 14/06/99.] . Más allá de que no resulta claro si estos montos constituyen efectivamente inversión directa, y del indiscutible impacto positivo desde el punto de vista del mantenimiento de la estabilidad y el nivel de actividad en el corto plazo, cabe plantearse la duda sobre los efectos de mediano y largo plazo producidos por la continuidad del ingreso de IED en tales magnitudes, más aún si ésta se estuviera destinando en una porción importante a la compra de activos preexistentes y no a la ampliación de la capacidad productiva.

Brasil pondrá en marcha un fuerte programa de incentivo a las exportaciones que incluye aumento del crédito, con facilidades especiales para las PyMES, y exoneraciones impositivas para la inversión en actividades exportadoras. ¿En qué medida se verá agravado el problema competitivo de las industrias de Argentina y Uruguay por este programa que se suma al diferencial cambiario? ¿Se vuelve a una situación interna del MERCOSUR semejante, desde el punto de vista de los precios relativos, a la vigente a inicios de los 90?

Interesa destacar algunos posibles efectos del mantenimiento de un cuadro como el que se perfila en la actual coyuntura, que podrían estar marcando reestructuras y cambios intersectoriales en las tres economías que estarían afectando la evolución en el mediano y largo plazo. No parece posible establecer previsiones precisas, en especial en relación a los efectos agregados sobre la dinámica económica (y aún sobre la industria a nivel agregado), la que dependerá de un conjunto de condiciones determinantes de la eventual reactivación global de las tres economías, muchas de las cuales dependen de la evolución de la economía mundial, de cómo los impactos de esta evolución sean manejados desde el punto de vista de las políticas macroeconómicas que afectan la demanda interna, y de la velocidad y las formas con que se procesen algunas de las reestructuraciones. Siguiendo la síntesis de problemas señalados anteriormente (en la sección 2.2), es probable que:

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  1. Respecto a la sustentabilidad del crecimiento y de los procesos de inversión, en la economía de Brasil las "señales" de precios se reorientan hacia sectores transables y, dentro de ellos, posiblemente a los que cuentan con mayor contenido salarial, lo que implicaría una cota al proceso de desindustrialización. Sin embargo, para las economías de Argentina y Uruguay, se podría esperar la acentuación (o por lo menos, la continuidad) del predominio de las estrategias defensivas, en función de la disminución del mercado brasileño como fuente de dinámica y de una mayor competencia de las importaciones desde ese origen en los mercados internos.

  2. Es posible por lo tanto, que aumente el contenido en manufacturas de las exportaciones de Brasil al resto del mundo, recuperando el papel que las mismas venían cumpliendo a inicios de los 90, y tendiendo a equilibrar los saldos comerciales. Simultáneamente, es probable que se reduzca el peso del MERCOSUR como proporción del comercio exterior de este país. Para las economías de Argentina y Uruguay, la nueva situación de los precios relativos implicaría un reforzamiento de la tendencia a la "primarización" de la pauta exportadora, en la medida que el patrón comercial que se venía desarrollando con Brasil tienda a asimilarse con el que estas dos economías mantienen con el resto del mundo. Un aspecto clave para el caso argentino se refiere a cómo las ET modifiquen sus estrategias en función del nuevo cuadro. Por ejemplo, en el comercio de la industria automotriz (y aparte de un régimen común que aún está por definirse), las empresas que han procesado una especialización intrarregional posiblemente mantengan los intercambios en la medida que consideren que la situación es coyuntural, o de que la protección derivada de los regímenes actuales permita efectuar subsidios cruzados intraempresa para continuar colocando algunos modelos en Brasil.

  3. Es posible que el aumento de las exportaciones y de la provisión del mercado interno opere positivamente sobre la escala de producción en Brasil, a la vez que el abaratamiento relativo del contenido local mejore la posición de las empresas de menor tamaño en los encadenamientos productivos, lo que ejercería un efecto positivo sobre el empleo. A la inversa, para las dos economías socias parece esperable la continuidad de las tendencias "negativas" desde el punto de vista del debilitamiento del tejido industrial y del empleo. Dado que parecería que el ajuste procesado en los 90 fue más fuerte para la industria uruguaya, el panorama se muestra como más crítico para el caso de este sector en Argentina.

  4. En la medida que no está claro cómo se verá afectado el valor en dólares de los activos empresariales en Brasil, no es posible prever uno de los factores principales en cuanto a la atracción de flujos de IED. Sin embargo, si se atenúan los efectos de la restricción externa y de la necesidad de divisas en el corto plazo, puede abrirse espacio para una intervención estatal diferente a la vigente actualmente en estos

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    procesos, mediante acciones y políticas que tomen en cuenta los riesgos inherentes a la desnacionalización. Esta posibilidad parece más remota en el caso Argentino [ La importancia clave asignada en la coyuntura Argentina al ingreso de fondos por la compra de YPF por parte de Repsol, a la vez que se discute en el Congreso un proyecto de ley con contenido "anti monopolios" parece una muestra clara de la tensión a la que se está haciendo referencia.] .

  5. Por último, los efectos del cambio en los precios relativos dentro del MERCOSUR probablemente configuren un escenario de fuertes tensiones en el que se evidencia la necesidad de nuevas opciones institucionales.

© Friedrich Ebert Stiftung | technical support | net edition fes-library | Mai 2001

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